Petro y el refranero popular
En Colombia, el humor popular no es solo una forma de reírse de la vida: es una herramienta de análisis social. Las frases que usamos para describir lo absurdo, lo exagerado o lo frustrante tienen una capacidad única para capturar el sentir colectivo. Y si hay un personaje hecho a la medida de estas expresiones, ese es Gustavo Petro.
Desde que llegó a la presidencia se ha convertido en el protagonista de una narrativa que mezcla política, redes sociales y calle. Su estilo de gobierno, sus discursos y hasta sus silencios han sido interpretados por el colombiano común con una creatividad lingüística que no tiene nada que envidiarles a los analistas políticos.
Cuando el presidente afirmó que los pobres no usan gasolina, la congresista Lina María Garrido respondió con una frase que ya es parte del folclor: Las motos se tanquean con babas. Una forma directa de señalar la desconexión entre el discurso oficial y la realidad de millones.
La imagen de Petro como hombre humilde ha sido parte central de su narrativa. Pero en el imaginario popular, esa historia se transforma en frases como Tan pobre que cuando pasa el camión de la basura le deja una factura. El humor, aquí, no solo entretiene: cuestiona. Y surge una pregunta: ¿Con hijos viviendo en Paris y la esposa en Italia no es oligarca?
Su gestión en temas como la reforma a la salud o el manejo económico ha dejado a muchos confundidos. Y nada lo resume mejor que Más perdido que piojo en peluca. Sus discursos, cargados de referencias históricas y giros inesperados, hacen que más de uno se pregunte dónde está el GPS ideológico del gobierno.
Petro es incansable en redes sociales, pero su ritmo de ejecución ha sido blanco de críticas. Soy experto fingiendo que la opinión de los demás me importa, revela una percepción de supuesto esfuerzo sin resultados concretos y como desoír sugerencias de todo tipo.
En su gabinete, los cambios constantes y las contradicciones son el pan de cada día. Está más embolatado que aguacate en ceviche, es la forma en que el colombiano resume esa sensación de caos administrativo.
Los escándalos que han salpicado su entorno político también tienen su frase: Tan salado que se le ahoga el pez en la pecera.
Sus alocuciones interminables, muchas veces sin acciones que las respalden, se describen con precisión callejera: Echa más carreta que vendedor de Herbalife.
Incluso sus momentos más desconcertantes, como los trinos incoherentes tras atender una agenda privada reciben su dosis de sarcasmo: Más ordinario que submarino con gotera.
Este refranero popular no es solo una colección de frases graciosas. Es una radiografía del sentir nacional. Petro, como figura que polariza se convierte en el espejo que proyecta las frustraciones, esperanzas y sarcasmos. Acá hasta la política tiene sabor a chiste callejero.
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