lunes, 23 de junio de 2025

Crónica 982

Bajar el tono 

La reunión citada por el Cardenal al presidente, congresistas, magistrados y otros personajes importantes para pedirles bajar el tono, o mejor, tratar de que los discursos y discusiones políticas se hagan con moderación, encontraron el muro de contención del ególatra que nos desgobierna. No tardó en dar su brazo a torcer.

El sábado 21 de este mes, vino a Medellín, ciudad capital del departamento que detesta, con el propósito de ambientar sus inverosímiles teorías. Como acá nadie lo quiere y civiles y autoridades le cantan la tabla sin ambages, se le ocurrió una de sus más brillantes ideas: además de contratar buses, refrigerios, pagar asistentes y otras triquiñuelas que le han funcionado en Barranquilla y Cali, las complementó con adobo digno de restaurante de cuatro estrellas Michelín, sacó de la cárcel de alta seguridad de Itagüí a los peores delincuentes de la mafia narcotraficante, los subió a su lado en la tarima y les dio uso libre del micrófono. 

El discurso contra Antioquia y los “ricos” de El Poblado, elite despreciable, manipuladora, y esclavista, fue tenaz, despreciable, odioso como todos los suyos, pero mas que eso, amenazante y peligroso. 

Criticó fuertemente que, la obra a la que le había quitado el dinero, el túnel de Toyo, se le haya dado prelación sobre otras carreteras, con nuestros propios recursos. Y fue duro con todo lo que ha logrado la alcaldía y la gobernación, los dos funcionarios mejor calificados del país en la última encuesta donde, por primera vez, la de Petro cae del 30% de favorabilidad. ¿Empezaron a dispersarse sus esbirros?

Con el discurso de odio acrecentado, la asesoría de una raposa jurídica de sus entrañas, el apoyo a las bandas delincuenciales que ahora lo acompañan en la tarima, pone en peligro, como ya lo había logrado con Miguel Uribe Turbay, la vida del alcalde y el gobernador que tanto le estorban. ¡Es inaceptable!

Su Eminencia, no pierda su valioso tiempo invitando a quienes en su léxico no existe la palabra escuchar, cuando se ha vendido el alma al diablo la única solución es el exorcismo.

Respetando su pensamiento, no concuerdo con tachar de santistas a quienes hayan sido sus ministros, como tampoco calificaría de petrista a Alejandro Gaviria. Ahí hay gente buena, capaz y con méritos para la dura contienda que se viene.

El Rincón de Dios

“Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.”

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