Sorpresas
Pensaba hacer un análisis sobre los
proyectos que se tramitan en el congreso para la implementación de los
acuerdos: la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y El Estatuto de la
Oposición, que hasta ponencia tienen, a pesar de que para llegar allí debieron
cumplir el sagrado requisito de recibir la bendición urbi et orbi de la CSIVI que
obliga al legislativo a aprobarla o improbarla sin poder introducir
modificación alguna, lo cual no pasa de ser una payasada monstruosa.
De manera que dejé esa tarea para ver
si mentes jurídicas brillantes como las de mi caro amigo Jesús Vallejo, que tan
profundos análisis ha hecho en su blog Pianoforte sobre el tortuoso camino por
el cual Santos nos conduce hacia el socialismo del siglo XXI, resuelve meterle
el diente.
Solo les di una primera leída que me
dejó turulato, preocupado, atónito. Igual me pasa con las primeras leyes hijas
de la Ley Habilitante que aunque Santos firma, debieron obtener la bendición previa
de ‘Iván Márquez´, ‘Jesús Santrich’, ‘Victoria Sandino’, Sergio Jaramillo, Juan Fernando Cristo y
Rafael Pardo, gurús por los cuales toda ley, reforma, presupuesto o plan debe pasar,
antes de ser notariadas por el congreso títere y convertirse en mandato. Y si
entre los guías no hay consenso, entonces los calificados delegados de Castro y
Maduro serán los árbitros.
Las cosas siguen tomando espléndida
forma: el destacado abogado izquierdista peruano, Diego García-Sayan, creador
de una ONG latinoamericana tenebrosa e íntimo amigo de Sendero Luminoso, para
que no se dude, será uno de los electores de los jueces de la JEP en cuyas
manos quedarán expresidentes, exmagistrados, militares, políticos, pensadores o
simples escritores perratas como yo, que en desacuerdo con la entrega de
nuestra patria nos hemos pronunciado.
Veo estupefacto como seguimos
aceptando que los supuestamente reinsertados a la vida civil en lugar de
empezar a utilizar sus nombres de pila, hasta en los decretos del gobierno
siguen figurando por sus alias, razón que me impide deducir que dejaron sus
fechorías. Tampoco me cabe en la cabeza como pueden autorizar reformas
constitucionales y leyes unos sujetos que no tienen cédula de ciudadanía,
cuando los ciudadanos de a pie que nos creemos de bien, sin ella no podemos ni
abordar un avión o nos multan.
La fortaleza y credibilidad del gobierno
no puede ser más luminosa, después de pasarse por la faja el resultado de un
plebiscito hecho para ganarlo y que sin embargo perdió, en pocas semanas pudo
maquillar un acuerdo que había tardado años en negociar; consiguió que se lo
aprobaran por una simple resolución; aceptó que no le devolvieran los niños en
filas y hoy se ufana de que le entregarán trece ¿de cuantos?; que calle sobre
setecientos secuestrados o desaparecidos en manos de las Farc de los que no se
tiene noticia y cuyos nombres publicó Sofía Gaviria; que se siente a negociar
con el ELN después de asegurar que no lo haría hasta que liberaran todos los
secuestrados, pero, en aras de la “paz”, se transó por la liberación de Odín
Sánchez sometiéndose a la espera de que la familia pagara un rescate cuya cifra
parece que llega a los seis ceros y a cambio aceptó indultar dos cabecillas del
ELN.
Sigamos pues vendiendo al mundo una
paz que no es otra que la entrega de Colombia al comunismo, pensemos en grande como
nuestra maravillosa clase dirigente que acá no pasa nada, y sigamos ignorando
la película que se presenta en Venezuela hasta que tengamos en el solio
presidencial no a un ciudadano con cédula, sino a un fantasma del secretariado
que más chévere suena.
El
Rincón de Dios
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“Las
mentiras revelan las intenciones”
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