Credo para salvar la patria
“Ahora
si cuando tenga a bien me liberaré de toda culpa del descalabro de Bucaramanga,
en esta vez ni quiero ni puedo rehuir la responsabilidad; y lo que es la
reputación de general derrotado y de mal augurio no estoy dispuesto a
soportarla. En consecuencia le anuncio que voy a pasar el puente a la cabeza de
los que quieran acompañarme. Así a lo menos, si siempre ha de acabar esto mal,
la Revolución caerá con honor, y nadie tendrá derecho a mofarse del partido
liberal por la repetición de “El Papayo”, de “Chumban uy” o de “Capitanejo”. Lo
repito sin jactancia, antes bien con serenidad: VOY A PASAR EL PUENTE.” Palabras del General Rafael Uribe Uribe al
General Herrera en momentos en que para alcanzar la victoria en “Peralonso” era
preciso pasar el puente de Laja, que cuantos antes habían intentado pasarlo
pagaron con la vida su temeridad.
Con semejante ejemplo no es posible
tirar la toalla o intentarlo siquiera, lo que en la coyuntura actual no
hemos dejado de pensar y por seguridad nos lo pide con insistencia la familia.
No podemos ni vamos a renunciar a la defensa de la patria, la democracia, las instituciones,
a olvidar a los militares que han arriesgado sus vidas para defendernos y a
quienes fueron forzados a pagar vacunas por los paramilitares, ya que los
extorsionados por las Farc y el Eln están libres de culpa, como desde ya lo están
sus victimarios. Conocemos los riesgos de las represalias que se avizoran de la
Jurisdicción Especial para la Paz, engendro del NAF como instrumento de
venganza para quienes de este esperpento discrepemos, lo cual no nos hará
capitular.
Ya sabemos quienes elegirán a los
“magistrados” de la JEP, que ni mayúsculas les caben: el abogado comunista
peruano García Sayán a quien ya me referí en anterior columna; uno español,
Álvaro Gil Robles, compañero de ideología untado en la elección de etarras como
víctimas de de la violencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado
español; otro argentino, Juan Méndez, no propiamente ajeno al pensamiento de
izquierda; una representante de la Universidad Nacional que nadie entiende como
escogerá magistrados siendo farmaceuta de profesión a no ser que se los dicten
sus amigos mamertos y, por último, el único magistrado de las cortes colombianas,
José Francisco Acuña, cuyo pensamiento desconozco a pesar de lo cual, por los
demás compromisarios, de hecho me imagino.
Tenemos pues que tres abogados extranjeros
de cuatro, serán los electores de la JEP, a los que se suma la boticaria que de
despachar medicamentos pasa a elegir los rábulas que remplazarán todo el
sistema judicial colombiano. En la JEP fue designado como secretario Néstor Raúl
Correa Henao, cuestionado por actuaciones pasadas que aparentemente no han sido
totalmente aclaradas, aunque no he podido confrontarlo al escribir estas líneas.
Curiosamente, ni las cortes, ni la procuraduría, ni la fiscalía tendrán
injerencia en la JEP, debido al veto salomónico de la CSIVI, ente máximo del
cogobierno Santos y don Timo.
Antes de que nos cuelguen, salgamos a
defender nuestras instituciones en la marcha del 1 de abril.
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