La
salvación está en el pueblo
Para iniciar un
gran proyecto se necesita valentía, para terminarlo, perseverancia.
Se emprenderá en
defensa de la democracia colombiana, de nuestro Estado de Derecho, en rechazo
al modelo comunista al que nos conduce la desidia de no verlo en el espejo
venezolano.
Los
planteamientos de Paloma Valencia en la corte, donde se discute el plebiscito, resume
el pensamiento del 65% de los compatriotas que queremos una paz justa, no a
cualquier precio. Tomo algunas de sus inquietudes:
“…Queremos votar
paz, pero sin representación política para los autores de crímenes de lesa
humanidad; queremos votar paz, pero con la entrega y destrucción de todas las
armas; queremos votar paz, pero con la entrega del dinero del narcotráfico y el
secuestro para la reparación de las víctimas; queremos votar paz, pero sin que
el narcotráfico y el secuestro se conviertan en delitos políticos; queremos
votar paz, pero sin que se comparen las fuerzas militares de Colombia que han
sido los ejércitos de la democracia con los grupos terroristas que ha tratado
de derrocarla; queremos votar paz, pero sin reemplazar las instituciones de la
justicia por un nuevo tribunal conformado a voluntad del terrorismo y el
gobierno más corrupto e impopular de los últimos años; queremos votar paz, pero
sin impunidad…”
No es esa la paz
que nos ofrece la publicidad amañada del gobierno; no es esa la paz para la que
se ha diseñado una constituyente integrada por ‘Timochenko’, ‘Iván Márquez’,
‘Humberto de la Calle’ y ‘Sergio Jaramillo’, redactada por Enrique Santiago y Álvaro
Leyva con Santos como amanuense y el congreso como notario; no es esa la paz
que se lee en los acuerdos hasta ahora publicados; no es esa la paz que se
vislumbra en lo que ahora se oculta en La Habana cuyos convenios desconocidos
quedarán blindados por un esguince tramposo a la legislación internacional; no
es esa la paz que se obtendrá a través de una ley habilitante a un dictador tahúr,
traicionero y sin escrúpulos.
Por eso apoyamos
la resistencia civil pacífica, no partidista; en ella cabemos todos los que aún
estando a favor de la paz no concebimos las exageradas concesiones otorgadas en
La Habana, no por pretender obstaculizar los acuerdos como se nos endilga, para
evitar que los malos ejemplos plasmados en los borradores conocidos y los
ocultos en pactos secretos que se pretenden blindar a la tapada, alienten otros
grupos terroristas al bandidaje que les da réditos sin limites.
Queremos una paz
reflejada en acuerdos que previamente se conozcan; que puedan ser legitimados
por el pueblo mediante un referendo simplificado, no por un plebiscito que le
tuerce el pescuezo a la Constitución que el presidente está obligado a respetar
sin traicionar a la patria; que los umbrales no sean ridículos inventos para
burlar la voluntad ciudadana; instrumentos que sean efectivos, no una tramposa
consulta después de blindados los acuerdos, porque después de ojo sacado no hay
Santa Lucía que valga.
Aceptamos una
justicia transicional benévola aplicada por nuestros jueces, tragarnos algunos
sapos, pero no entregar la patria en bandeja de plata a los bandidos.
La resistencia
civil es la salida, las firmas que empezarán a recolectarse a partir del 4 de
junio, deberán ser copiosas, es posible que no tengan efectos jurídicos;
necesitamos hechos políticos. Firmaremos también pidiendo la renuncia de Santos
por considerar que es un traidor a la patria. Hay otras estrategias pacíficas en
remojo que conoceremos cuando lleguemos al puente, para cruzarlo.
El
rincón de Dios
“Cuando la política pretende
hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca". Benedicto XVI