viernes, 29 de marzo de 2013

Crónica 505


Felices Pascuas

Le deseo a todos mis amables lectores. Gracias por su paciencia, le da vida a esta columna.

El embarazo del Caguán

Aunque se diga a los cuatro vientos que el avance de las conversaciones en la Habana va viento en popa, creo más bien en una calma chicha, esa quietud que desespera, en la que por falta de viento no hay negro ni blanco, ni bien ni mal. Lo intuyo porque andan enredados en el tema de las tierras, con la insistencia de las Farc en que las Zonas de Reserva Campesina se conviertan en un clon del Caguán donde la autonomía dependa de las Farc, los jueces no tengan acceso, los alcaldes menos y, por supuesto, la fuerza pública jamás pueda entrar. Algo así como San José de Apartadó, que de comunidad de paz pasó a ser un reducto de las Farc al que solo tienen acceso Teodora, Gloria Cuartas, el padre Javier Giraldo, y otros que se hacen llamar defensores de los derechos humanos, de ese estilo.
El parto sería múltiple, aspiran a 9 millones de hectáreas distribuidas a lo largo y ancho de la patria, como quien dice tres Caguanes, o sea trillizos, con la diferencia de que por estar en todas partes, tendrían movilidad sin límites para sus tropelías y el manejo de dos de sus más lucrativos negocios, la coca y la minería ilegal de oro.
Para discutir este y otros enredos del campo llevan cuatro meses de conversaciones, porque de negociaciones nada, lo que querría decir que, para desempolvar los otros cuatro puntos de la agenda inicial, sin nada de colgandejos, se necesitarían otros dos años por lo menos. Temas tan sensibles como el narcotráfico, en el que las Farc dicen no estar metidas, y la dejación de las armas, podrían prolongar la tertulia antes de que se pueda pensar en un acuerdo.
Están de por medio dos aspiraciones que hacen daño a la objetividad de los diálogos, que hasta ahora de allí no pasan: el premio Nobel de la Paz y la reelección presidencial, a lo que Juan Manuel no renuncia. Para el primero el acelerador es vital, para el segundo también, visto desde la óptica de la deteriorada imagen del Presidente, aunque pueda venderse la idea de Enrique Santos sobre la necesidad de la reelección de su hermano, pues no se lograría la elección de otro presidente con igual disposición de paz, de entrega diría yo, que soy mal pensado. Por algo será que durante su gobierno ya tiene una pulgada de callo en las rodillas.
Falta ver hasta donde el gobierno va a ceder. Necesita darle paso a algo del socialismo del siglo XXI (el aperitivo) a que se comprometió con su nuevo mejor amigo para sacar a flote el embeleco de unas negociaciones con rumbo equivocado. Ya vimos que prefirió ir a los homenajes al muñeco de cera del comandante coronel paracaidista, que a la iniciación del nuevo papado al que asistieron 132 jefes de Estado incluidos Cristina y Correa, sus otros amigos entrañables. Santos tiene una disculpa a ese desatino, se vino a Medellín a ver si levanta cabeza, porque acá está tan caído que le cortamos la cola al perro para que no lo saludara.

El Rincón de Dios

“Una condición previa para la paz es el desmantelamiento de la dictadura del relativismo moral y del presupuesto de una moral totalmente autónoma, que cierra las puertas al reconocimiento de la imprescindible ley moral natural inscrita por Dios en la conciencia de cada hombre.” Benedicto XVI 

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