miércoles, 13 de marzo de 2013

Crónica 503


El gremio cafetero

No voy a defender el paro cafetero, no conozco sus orígenes con claridad, los gestores y quienes lo financiaron, no fue gratis. Hace mucho tiempo estoy retirado de las lides cafeteras; las conocí tan íntimamente como la palma de mi mano ya que fui Presidente del Comité de Cafeteros de Antioquia, recorrí toda la zona cafetera del departamento y muchas otras, conté con un equipo de primer orden que realizó muchas obras en beneficio de los caficultores, fui pionero en muchas de las prácticas culturales en el cultivo del café, también metí la pata en algunos ensayos; pero tengo claro que, en esa época lejana, la Federación de Cafeteros era un baluarte para el gremio. Durante mucho tiempo a los caficultores le sacaron la leche con las retenciones e impuestos indirectos para fortalecer el Fondo Nacional del Café (con el que sacaron al país de muchos líos) y se crearon algunas empresas que hoy deberían subsistir, desaparecidas por mala administración, eran viables sin duda.
La Flota Mercante Grancolombiana no fue un disparate, prestó servicios invaluables, se la comió la burocracia. Lo mismo pasó con el Banco Cafetero, fuerte como pocos, paño de lágrimas del gremio. Su estructura le permitía progresar, crecer y ser ejemplo para otros gremios. Le dieron entierro de tercera, cuando a los bancos privados los rescataba de su crisis el gobierno por sus dislates. Estos tuvieron doliente mientras la Federación dormida dejaba morir uno de sus mejores hijos. La compra de Aces, para salvar unos inversionistas que de cafeteros poco a nada tenían, fue un desatino mayúsculo como lo fue rechazar la propuesta de un grupo americano de crear conjuntamente Starbucks. Se arrepintieron y quisieron hacerle competencia con Juan Valdés, que lo poco que tiene para rescatar es el nombre.
La Federación hace tiempos perdió su norte. Descuidó por completo, si no es que abandonó los programas de asistencia técnica que, partiendo de la Investigación de la Granja de Chinchiná le fijaba metas al gremio, lo orientaba, mantenía la productividad y la producción creciente, programas hoy prácticamente inexistentes, mucha de la investigación se está quedando en Cenicafé por falta de divulgación oportuna. Por eso, los cultivos de hoy son poco rentables, son muy pocos los dedicados a producir café de calidades especiales de gran demanda en el exterior y que se pagan con primas excelentes. Por lo mismo, las fincas grandes ya casi no existen, sus dueños se han dedicado a otros negocios que consideran más rentables, las visitan ocasionalmente y a duras penas se sostienen lo cual es el obvio resultado de una administración parcial. Así cualquier negocio fracasa. En otras palabras el liderazgo ya no existe y la Federación está mandada a recoger. La burocracia se la comió también. En otras ocasiones le solucionaba los problemas a los cafeteros, hoy los tiene que rescatar el gobierno con un Ministro de Agricultura que aspiraba al puesto de gerente, de algo que solo en teoría conoce. Y Santos les da gusto, es su estilo quedar bien con todo el mundo.

El Rincón de Dios

“Señor, que difícil es el camino hasta ti.  Cuando aprendí a escalar...  me enseñaste a bajar. Cuando aprendí a reír... me enseñaste a llorar. Cuando aprendí a hablar... me enseñaste a callar. Si alguna vez odié... me enseñaste a amar. Me cuesta mucho seguirte... hay veces que mis brazos tienden a bajar pero Tu, en tu inmensa sabiduría, me muestras a alguien… Para volver a empezar.”

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