martes, 10 de noviembre de 2015

Crónica 612

R.I.P.
Si no fuese por el futuro de hijos y nietos habría tirado la toalla. Razones sobran: a mi edad las tribulaciones de la patria difícilmente las sufriré o será por poco tiempo; debo respeto a mis lectores atosigados con tanta cantaleta; me aterra llover sobre mojado; pero por encima, está la salud de nuestra patria.
Atemoriza el engaño y la trampa a los que se recurre con el propósito de firmar cualquier cosa que los tertulianos de La Habana exigen y que Juampa sin pudor acepta. Si no fuese así, todos los colombianos seríamos partidarios de los diálogos que allí se adelantan, no conozco a nadie que esté en desacuerdo con la paz. Pero para que sea duradera y sostenible debe ser transparente y sobre los acuerdos debe haber consenso, no de siete mil bandidos, de cuarenta y siete millones de colombianos. Como los plazos no se dieron para el referéndum previsto para las pasadas elecciones, inventan el plebiscito que lo sustituye para apabullarnos con el sí a una pregunta que por obvias razones a ello encamina. Lo peor, la mayoría ni se dará cuenta de tamaña triquiñuela.
De la carrera no queda sino el cansancio decía mi madre con frecuencia, es lo que ahora ocurre con una precipitada aprobación de la ley habilitante y un acto legislativo que según el ex Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, mi amigo Jesús Vallejo, es una iniciativa de subversión de la Constitución, concepto respaldado en anterior fallo de la Corte Constitucional. Si no les gusta a los barrigones de la tertulia habanera, habrá que volver a desecharla como las reformas anteriores en cuyos debates el tiempo se perdió y leyes y reformas a la Carta pasaron a mejor vida por exigencia de ‘Timochenko’.
Insisto, no soy enemigo de la paz pese a no pocas llamadas de atención de mis lectores; peticiones perentorias de otros de borrarlos de mi lista de contactos; ataques directos de hackers a mis correos y comedida solicitud de amigos pidiendo moderación en mis columnas. 
Soy menos radical que muchos, no me importan penas reducidas para los bandidos, pero si que se concedan sin mediar arrepentimiento; tampoco concuerdo con las jurisdicciones especiales que se crearán para elegir terroristas a cargos de elección popular descartando de plano la posible participación en ellas de otros partidos, como cualquier candidato deben ganar en franca lid y si en verdad dejan de delinquir, tendrán posibilidades como las tuvieron los del M19. 
Que se concedan a las Farc canales de TV, radio frecuencias y prensa, no me sacaría de la ropa si tuviesen para ello que recurrir a sus propios ingresos estimados por Forbes en seiscientos millones de dólares anuales, pero que tengamos que pagarlos de nuestro bolsillo, es otro cuento. Aceptar como delitos conexos el narcotráfico y el secuestro es una aberración mayúscula. Cositas así son las que no pasarían el escrutinio del referéndum por lo que ahora se evitan con la patraña del plebiscito.
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No entendí que Santos y Belisario pidiesen perdón por el holocausto del Palacio de Justicia mientras los aliados con Pablo Escobar para perpetrar el asalto lo celebren en la plaza pública y los héroes que defendieron la democracia se encuentren en prisión.
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Si el Ministro de Salud fue tan eficiente para prohibir las fumigaciones con Glifosato en la selva habitada por micos y culebras por ser posiblemente cancerígeno ¿por qué no ha prohibido el consumo de carne en el país entero si la OMS la ubicó en la misma categoría del primero?
El Rincón de Dios
"Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no vale?” San Juan Pablo II

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