martes, 12 de mayo de 2015

Crónica 587

Pedagogía de paz
De tiempo atrás tengo información sobre los escandalosos gastos que ha representado el proceso de paz. Hay algunos que despiertan curiosidad: vuelos especiales de aviones de la FAC, algunos para trasladar guerrilleros desde Colombia y Venezuela a las mansiones asignadas en la isla tropical; pagos de más de mil millones al secuestrador humanitario León Valencia por escribir en Semana y defender “los derechos humanos”; cincuenta millones por cabeza a quienes designó a dedo las Farc para escribir la Memoria Histórica según sus directrices; los entregados a Semana para divulgar el esperpento; el traslado a Cuba de víctimas, que no lo son de las Farc, y otra serie de pagos para hacer pedagogía de paz. ¿Están allí los mil cuatrocientos millones pagados a la familia Galán?
Desconozco la estrategia para hacer la pedagogía; pero para legos como yo, los resultados parecen desastrosos. El asesinato a mansalva y sobre seguro de los soldados de  el Cauca; la exhibición pública de la pierna de un cabo que la perdió por el estallido de una mina puesta por los terroristas en una escuela; quemar vivo un soldado en Mapiripán y rematarlo con un tiro de gracia; la suspensión de las fumigaciones con Glifosato con un argumento baladí; el hallazgo de un laboratorio con 480 kilos de coca en el Chocó; el secuestro de menores para incorporar a sus filas; el descubrimiento de una caleta con armas de las Farc en Cundinamarca; la destrucción de un campamento y tres laboratorios de las Farc para elaborar pasta de coca en Antioquia; el secuestro, extorsión e inseguridad crecientes; las múltiples violaciones al cese unilateral del fuego; las atribuciones recibidas por Juampa de un Congreso secuestrado por la mermelada para manejar el problema de la tierra al estilo de las leyes habilitantes venezolanas, para solo mirar algunas, no creo que sea pedagogía de paz. O a lo mejor sí, porque personas como el que esto escribe, no ven la paz por ningún lado. Ven más bien una entrega claudicante a una bandido primario y fundamentalista, el barbuchas ‘Timochenko’.
Si uno lee los supuestos borradores de los acuerdos de La Habana queda más perdido que el hijo de Limberg. Los terroristas no han hecho nada malo en cincuenta años, ha sido propiciado por gobiernos ineptos y excluyentes; las víctimas son ellos; los secuestrados, simples retenidos; la entrega de armas, “no está en el lenguaje de las Farc”, hay que conservarlas hasta que les hayan entregado todo lo que pidan; deben crearse cientos de comités, para darles un bautizo genérico, como el del diseño del camello, porque Dios creó el Panda y la ardilla, pero para el camello y la hiena nombró un comité. Eso sí, los nueve millones de hectáreas para ZRC son impepitables. Toda una maravilla de paz, siete mil patihinchados comunistoides refundando un país de casi cincuenta millones de habitantes. El país te lo agradecerá de por vida Juampa y los noruegos te darán el ansiado Nobel.
Repito la frase de mi amigo Jesús Vallejo: ¡Colombia, despierta antes de que sea demasiado tarde! 
El rincón de Dios
“Un soldado que había perdido una de sus piernas por el estallido de una mina fue a orar a una capilla. Alguien viéndolo cojeando apoyado en sus muletas le dijo burlonamente —Me imagino que no irás a pedir el milagro de una nueva pierna. El soldado contestó —El milagro que vengo a solicitar no es que Dios me regale una nueva pierna; el que busco es que me de fuerzas para poder seguir viviendo alegremente sin ella.” 

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