Respirando por la herida
La rabietas del Canciller de Venezuela Elías Jaua, el presidente de la
Asamblea, Diosdado Cabello y de Nicolás Maduro, por la visita a Colombia
de Henrique Capriles son un
esperpento. Por si tienen dudas, Colombia es un país soberano y autónomo, sus
dirigentes pueden recibir a quien quieran, cuando quieran y donde quieran. De otro
lado, la oposición venezolana representa el 50% de la población así Maduro
trate de minimizarla con el sofisma de que es “una mitad minoritaria”. El error
venezolano es no aceptar esa realidad, comportamiento normal de toda dictadura
marxista.
Recurren además al chantaje: “Estamos evaluando si le
seguimos comprando a Colombia”, ellos son los afectados: a tiro de piedra
tienen los productos que no han podido conseguir con sus socios del Alba por
que no pagan y pretendían fiar en nuestra patria; industriales y productores
colombianos hace rato se mudaron de parroquia. “Estamos evaluando si seguimos
participando en las negociaciones de paz”, tranquilos, no nos interesa importar
el fracasado socialismo del siglo XXI que pretenden vendernos a través de
“Timochenko” y compañía, sus huéspedes VIP. “Dudo de la sinceridad del
presidente Santos, cuando le mete una puñalada a Venezuela por la espalda y se
presta a lavarle la cara a la conspiración contra Venezuela.”, Santos, el
primero en correr a legitimar a Maduro después de robarse las elecciones, no
aceptaría que se conspire, o lo haga, al heredero de su nuevo mejor amigo.
No faltaba más que para hablar con una persona el
Presidente o el Congreso de Colombia tengan que pedirle permiso a don ‘Nico’.
¿Cuándo el expresidente Uribe, que no es ajeno a la camorra, protestó por las
frecuentes visitas de Piedad Córdoba a Chávez? ella si iba a
conspirar. Tampoco protestó Colombia a los Estados Unidos ni a su Congreso por
recibir a Teodora, a Petro y a otros del Polo, cuando despotricaron contra el
gobierno colombiano y trataron de hundir el TLC. No protestó contra Francia por
las actividades de Yolanda Pulecio y
las trampas que ese país trató de hacer por debajo de la mesa para liberar a Ingrid Betancur, por el contrario,
nuestro gobierno aceptó liberar a ‘Rodrigo
Granda’ para darle gusto a Sarkosy.
Recuerdo esta propaganda de mi juventud: “Tarde o
temprano su radio será un Phillips”. Y tarde o temprano tenía que suceder la
trifulca con Venezuela. Es una dictadura que necesita con urgencia la bronca
con Colombia como cortina de humo para distraer el rotundo fracaso del
socialismo del siglo XXI con su chequera desnutrida, a pesar de tener las
mayores reservas de petróleo del mundo, por los insensatos compromisos
adquiridos por el chavismo. Le tocará a María
Ángela Holguín echarse otra
bailadita con el camarada Maduro, hablándole al oído, para ver si endereza por
ahora el entuerto.
Venezuela necesita algo más contundente: hace rato
viene pensado en una confrontación armada con nuestro país, la evitó Chávez
porque logró mantener anestesiado al pueblo venezolano. Maduro está
completamente verde para la tarea de confundir incautos y los problemas
internos le están reventando a borbotones. Para su mente locuaz viendo
pajaritos, la imagen suya en un cuadro del comandante y al Espíritu Santo
influido por Chávez para elegir el Papa, hacer una guerra es juego de niños.
La conclusión después del chantaje es que el proceso
de paz debe soltar las amarras de la reelección, la dirección torcida de
cualquier país y la impunidad, para que sea creíble y sustentable.
El Rincón de Dios
“Cuando queremos crear la diversidad y
nos encerramos en nuestros particularismos entonces creamos la división”. Papa
Francisco
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