jueves, 22 de marzo de 2012

Crónica 469


¡Por fin dio a luz Paula!

Ya era hora que se pusieran las pilas con las Farc, la operación del ejército en Arauca donde dieron de baja treinta y dos guerrilleros y capturaron otros dos, entre los cuales estaba un cabecilla, fue un operativo impecable. Válido en el momento en que clamábamos por acciones de seguridad ante los avances desproporcionados de la guerrilla que anda recuperando pedazos de patria que estaban pacíficos. El marchitamiento de la seguridad está presente en todo el territorio y espanta ver el letargo de nuestras Fuerzas Armadas, un ejército que por su calidad merece nuestra admiración y respeto. Pero para actuar con decisión y valentía le faltan dos cosas fundamentales: Un comandante supremo con pantalones, y seguridad jurídica en sus acciones.
Me parece absurdo que se revele en los medios detalles de inteligencia militar y presencia de infiltrados para lograr este operativo. Publicarlos a cuatro columnas en el periódico de mayor circulación del país, con lujo de detalles, es darle al enemigo herramientas que necesita para defenderse y evitar futuros reveses. Es como si ‘Timochenko’ se fuera de la lengua para contar como logró sus éxitos en los actos terroristas que practica por doquier, ante la mirada impávida de los colombianos. Personalmente creo, que el secreto militar en época de confrontaciones, es un derecho inalienable.
Veremos la reacción de ya sabemos quienes. Saldrán diciendo que fue una acción rastrera, exagerada y vergonzosa, en venganza de los once soldados muertos en una emboscada, que infortunadamente no es un echo aislado, la cual el mismísimo comandante supremo atribuye a un error del cabo que dirigía la movilización de sus hombres en una zona de alto riesgo. No conocemos el error que supuestamente cometió el cabo, las cosas quedarán así porque los muertos no hablan y, por tanto, no tienen la razón.    
Lo importante ahora es ver cual será el epílogo. Ya debe haber un colectivo de abogados por allí, buscando testigos amañados para endilgar culpas a quienes han cumplido su deber y poder dentro de un tiempo, cuando nadie recuerde el nombre de oficiales y soldados héroes de la patria en este operativo, llevarlos a una cadena casi perpetua, como la que acaba de dictar un juez de Cali sobre otra acción militar, mientras los bandidos que tenían asolada la región se mueven impávidos como Pedro por su casa. Pueda ser que la voluntad política saque adelante el fuero militar tan necesario en épocas de conflicto.

¡Otra vez Piedad mojando prensa!

Es increíble la capacidad de Teodora. Después de las declaraciones del Presidente de que las liberaciones deberían hacerse con toda discreción y sin protagonismo, llevamos casi una semana viendo a Piedad declarando en todos los medios como y cuando se darán las liberaciones de los secuestrados que se encuentran hace más de doce años en manos de los narcoterroristas. Solo ella tiene los canales abiertos para comunicarse sin reato, posiblemente aupada por el nuevo mejor amigo de Santos, y en el cual participa además, el ‘secuestrador humanitario’ León Valencia y los demás integrantes de Colombianos y Colombianas por la paz, o la fundación esa que funge de modelo de moral.
Entre tanto las Farc siguen disculpándose. ya no los liberan el lunes, como se lo prometieron a Teodora y al gobierno, necesitan más prensa, TV y radio, para su candidata y protegida. Ahora dicen que el 30 entregarán los primeros. Yo  no entiendo tanta parafernalia que debemos soportar para tener con sus familias héroes de la patria que merecen más que nadie su libertad. Si hubiese una verdadera voluntad, bastaría acercar los cautivos a una población cualquiera y dejarlos libres. Allí serían recogidos sin tardanza por nuestra fuerza aérea sin necesidad de helicópteros brasileros, sin presencia de la Cruz Roja Internacional; pero sobre todo, sin Teodora y sus áulicos.

Tema de reflexión

“En el fondo de su corazón, Juan Salvador Gaviota adivinaba que era imposible vivir intensamente su libertad sin intentar liberar a otros, que la plenitud implicaba el servicio. El amor por los suyos, el respeto merecido y el perdón, eran tan importantes para él, como su ansiada libertad… Juan Salvador Gaviota comprendió que el espíritu no puede ser realmente libre sin la capacidad de perdonar… Esa capacidad de perdón fue un imperativo necesario para elevarse a un plano superior… Y volvió sin prédicas ni alardes… Solo trataba de ser una auténtica gaviota nacida para volar. Poco a poco algunas gaviotas jóvenes se fueron acercando a presenciar su vuelo vigoroso. Y le pidieron que les enseñara a volar, experimentar otra vida, atreverse a ser libres. Y se abrieron los cielos… Juan Salvador disfrutaba del inmenso gozo que produce el ayudar a otros… este gran paso lo convirtió en un verdadero maestro”.
“Por eso hoy más que nunca, necesitamos hombres y mujeres que propongan pasión, el abrirse a la plenitud de lo desconocido, que nos levanten de tanto vuelo rastrero, de tanta ilusión de plenitud en un mundo sin horizontes ni sueños, que rescaten y propongan con esperanzadora firmeza la vuelta a la utopía, el atreverse a construir un mundo donde sea posible la libertad y la aventura del servicio.”

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