Del 11 – 6 al 9 – 11
El Dr. Carlos Fradique-Méndez, prestigioso jurista, me ha autorizado publicar este artículo suyo donde analiza la diferencia de actitudes de dos países ante actos brutales de terrorismo y horror:
“En noviembre 6 de 1985 el grupo guerrillero M 19 asesinó la JUSTICIA del mundo representada en la Corte Suprema y el Consejo de Estado de Colombia. En septiembre 11 de 2001 la organización terrorista paramilitar Al Qaeda destruyó las torres gemelas más altas de Nueva York, símbolo financiero de un pueblo que no se rinde ante la adversidad. Estos dos hechos criminales se guardan en la memoria de los pueblos con sus fechas de mes y día y se olvidan del año con el propósito deliberado que no se pierdan con el paso del tiempo.
Pero la actitud de Colombia y de los Estados Unidos frente al horror y terror que marcaron la vida de quienes fuimos testigos vivientes de las masacres ha sido bien diferente.
Es verdad que en Colombia solo hubo un centenar de muertos en tanto que en NY hubo treinta centenares, pero la diferencia está en que La Corte Suprema y el Consejo de Estado de un País pesan institucionalmente más que muchos gerentes financieros juntos. Y sin embargo Colombia, me temo que solo Bogotá, recuerda la masacre de sus jueces con una misa en la que hacen presencia un ciento de personas que se ven obligadas a ir a la ceremonia, en tanto que en NY y los Estados Unidos y en otras ciudades del mundo millares de personas oran, unen sus corazones y reafirman su fe en el porvenir y éxito de su pueblo.
Al año del ataque a las torres se podían visitar las ruinas aún en brasas sobre las que se exhibían fotografías desgarradoras y mensajes de esperanza y patriotismo que hacían crispar la piel y despertaban admiración por el pueblo inspirado en las ideas de George Washington y Abraham Lincoln. Al año del asesinato de la Justicia Colombiana la edificación estaba encerrada con una malla de barrio de invasión, sin que nada moviera el alma nacional. Y entre bambalinas se acordaba el olvido del crimen, el que al fin se dio a tan solo cuatro años del asalto, pero solo para los agresores porque los defensores del orden, por honor militar, no podían aceptar perdón por el solo hecho de haber cumplido con su deber, decoro que hoy los tiene en la mira de jueces que posiblemente ni siquiera prestaron servicio militar y desconocen el comportamiento profesional de las Fuerzas Armadas que obran en defensa de las leyes.
En el mismo frontispicio del Palacio de Justicia estaba la orden que debían cumplir los militares: Con sus armas restablezcan la independencia de la República, para que los jueces con las leyes sigan garantizando la libertad de los ciudadanos. El paso de los días parece demostrar que en Colombia cumplir con el deber puede ser delito.
Colombia, para reconstruir una cuadra con una edificación de tres plantas demoró cerca de 20 años, en tanto que NY y USA para reconstruir 13 cuadras o manzanas con cinco torres, una de las cuales superará los 540 metros de altura con 108 plantas solo tardará 12 años y hoy ya es fascinante verlas “crecer” día a día como si los armazones tuvieran vida y urgencia de alcanzar el cielo.
Colombia terminó perdonando al grupo insurrecto y sus líderes más visibles gozan de las mieles del poder, en tanto que los agentes del orden que tuvieron que enfrentar la furia del ataque que convirtió la Plaza de Bolívar en un campo de batalla por una operación indignamente llamada “Antonio Nariño por los derechos humanos” están en la cárcel, por no haberse comportado como civiles decentes en medio de la guerra. Estados Unidos, en defensa de su honor patrio, persiguió a sus agresores y fuera de fronteras dio muerte al gestor del ataque a su corazón financiero. Y aun cuando el odio crece en la mente enferma de quienes han nacido para odiar, condición humana difícil de erradicar, el pueblo Estadounidense sigue en pie con la cabeza alta, digna y luchando contra el reto financiero más grande que tienen en esta época de crisis por el crecimiento gigantesco de la China y sus satélites.
Estamos frente a dos crímenes atroces y ante dos pueblos con diferentes destinos y almas con sentimientos de patria, una sublime agigantada y otra indiferente.”
Competividad
Impresiona ver el informe presentado por la Asociación de Transportadores de Carga, ATC, ante los resultados publicados recientemente sobre la calificación de Colombia en competividad. Los avances de nuestro país son pírricos.
Uno de los puntos donde obtiene Colombia los peores resultados es en infraestructura vial y portuaria, contrasta con los demás países de Latinoamérica, estamos cerca de cola. Algo nos salvamos en aeropuertos, aunque a mi parecer, el proyectado para Bogotá cuando se termine será liliputense para las posibilidades que nos brinda nuestra situación geográfica. El debate sobre las autopistas de la montaña es penoso desde el punto de vista de los poderes centrales. ¿Hasta cuando en Colombia seguiremos pensando en chiquito?
El rincón de Dios
“El dinero sólo puede comprar cosas materiales, como alimentos, ropas y vivienda. Pero se necesita algo más. Hay males que no se pueden curar con dinero, sino sólo con amor.” Madre Teresa de Calcuta
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