¡Chupen!
Para resumir esta expresión paisa, un ejemplo: si alguien no llegó a tiempo a una fiesta y se perdió lo bueno, le decimos: ¡Chupe por bobo!
No pretendo defender al alcalde de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, no creo en la trasparencia de su gobierno. Su ex Contralor, también del Polo, fue destituido e inhabilitado por 12 años por serruchero, o para quienes no entiendan esta palabreja del argot colombiano, por recibir coimas. Si Moreno cometió delito, debe recibir castigo.
Lo que me indigna es que la Fiscal General de la Nación, sin presentar prueba alguna de los malos manejos en que hubiese podido incurrir el Alcalde y sin haberlo oído en juicio, de buenas a primeras le vaticine entre 9 y 22 años de cárcel (El Tiempo.com Jun. 28 de 2011). Eso es una condena anticipada a espaldas del encartado, que de antemano predispone a los jueces a dictar sentencia en su contra.
No entiendo, y seguramente seguiré sin admitir la modernidad de la justicia. No acepto que prevalezca el desconocimiento de la presunción de inocencia; prime la declaración de testigos torcidos en busca de beneficios jurídicos o disminución de penas, sobre los testimonios de gente de bien; se busquen testigos fantasmas que necesitarían la habilidad de James Bond para estar presentes en el lugar de los hechos. Truhanes como ‘Macaco’, o cualesquiera otros de su calaña, no tienen reato alguno para mentir bajo juramento, como no tuvieron escrúpulos para asesinar y traficar con drogas ilícitas. Como solía decir mi mamá, “vaca ladrona no olvida el portillo”. Pero esos son los testimonios privilegiados por nuestros jueces.
Lo peor, abusando del pensamiento de un buen amigo que si es abogado, y de los buenos, es el contubernio entre los jueces y los medios. Después de que estos ya condenaron al acusado, muchos jueces se turban y obran más en su defensa que en la del reo, aún si este es inocente. El ex Fiscal General encargado Guillermo Mendoza Diago lo definió con claridad: “…si obramos contra lo que dicen los medios, nos cocinan.” ¡Que transparencia y sindéresis!
En mi época existía una regla de oro, la reserva del sumario hoy desaparecida, y para la muestra un botón: “SEMANA tuvo acceso a los detalles de los cuatro delitos que la Fiscalía imputará al alcalde Samuel Moreno…” Revista Semana publicada en junio 28. Y mucho de lo que el artículo de marras divulga, son filtraciones desde la Fiscalía. ¡Qué vergüenza! Les aseguro que Moreno aún no conoce el expediente.
Entiendo que nadie puede ser juzgado con retroactividad ni por delitos que en la época de los hechos no estuviesen contemplados en los códigos, y en este caso no me refiero al alcalde Moreno, sino al general Jesús Armando Cabrales y al coronel Alfonso Plazas. En 1985 el delito de desaparición forzada no estaba tipificado en el código penal. Ese año los bandidos, que hoy andan libres como Pedro por su casa, se tomaron el Palacio de Justicia en un acto de lesa humanidad, financiados por el mayor capo de la droga, Pablo Escobar. Los propósitos: quemar los expedientes en su contra, y de derrocar al presidente Belisario Betancur. Violaron la Constitución quienes juzgaron a Arias y juzgan a Cabrales. Esta en un parágrafo destaca: “…un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo”. Los oficiales cometieron el error de defender la democracia. ¡Horror!
Recuerdo que mi gran amigo Carlos Upegui fue designado con otro prestigioso jurista para investigar lo sucedido en holocausto del Palacio. Que yo sepa, jamás encontraron evidencia sobre los supuestos desaparecidos. Dicen otras fuentes aparentemente creíbles, que los cadáveres de los supuestamente desaparecidos están bajo custodia de la Fiscalía.
Siguiendo con casos aberrantes, ya los medios en confabulación con algunos jueces pretenden llevar a la guandoca al ex ministro Andrés Felipe Arias. Su pecado, haber trabajado en el gobierno de Uribe que equivale a tener un pie en la calle y el otro tras las rejas, para lo cual, con total dedicación trabajan Daniel Coronel, María Jimena Duzán, Félix de Bedout y otra jauría dizque de formadores de opinión, que son los que cocinan a los jueces, como lo aseguró Mendoza Diago. Estos, ante el temor de la gran prensa, flaquean y toman decisiones en contra de la ley, o le tuercen el pescuezo, para evitar el escarnio de Semana y otras publicaciones.
Al ex Ministro se le acusa de haber celebrado contrato sin llenar requisito legal (licitación). No era necesario por ser el beneficiario un organismo internacional dependiente de la OEA. Espinoso pecado, porque si hubiese sido con uno subordinado a UNASUR o al ALBA, contaría con la bendición apostólica Urbi et Orbi. Este organismo además fue el encargado de seleccionar los beneficiarios y, si algunos vivos decidieron hacerle trampa a las reglas, está totalmente fuera de control del Ministro y sus funcionarios. Pero en Colombia los pícaros siguen en la calle, y los otros entre las rejas. ¡Valientes los que aceptan un cargo público! Y peor si tienen que pisar algunos callos.
Que raro, la Corte Suprema le negó a los abogados de Uribe el acceso al expediente de Piedad Córdoba, por estar amenazado por las Farc según los archivos de los computadores de “Jojoy” que allí se mencionan alegando la reserva; pero los medios conocen anticipadamente lo que quieran.
El rincón de Dios
“Porque el Señor es justo y ama la justicia; los rectos
verán su rostro.” Salmo 11, 7
jueves, 30 de junio de 2011
lunes, 27 de junio de 2011
CRONICAS DE VIAJE
Fuimos a parar a Europa por un asunto familiar; pero se fueron dando las cosas y tuvimos experiencias espirituales inesperadas, como la visita al Santuario de la Virgen del Pilar donde nuestra Madre aún viva, alrededor del año 40 de nuestra era, se apareció sobre una columna de mármol al Apóstol Santiago para darle fuerzas en su tarea evangelizadora en España. Creo que fue la primera bilocación conocida. Hicimos una reunión admirable con el Padre Justo, gran conocedor y estudioso de las apariciones de Garabandal y los mensajes que allí dio la Santísima Virgen, que son tema extenso para oportunidad posterior. Pocos días después fuimos, casi accidentalmente, al Santuario de Fátima, otra experiencia sorprendente.
Habíamos planeado asistir a la beatificación del Papa Juan Pablo II por el cual profesamos gran admiración; pero he ahí las cosas de Dios, se dio a cambio la posibilidad de visitar Tierra Santa en plena Semana Mayor. Fue maravilloso seguir el camino de Jesucristo. La celebración de la eucaristía en cada uno de los lugares santos, con la lectura correspondiente a alguno de los sucesos ocurridos allí, fue edificante. En cada eucaristía pedía que el Espíritu Santo iluminara mi camino futuro.
Llegamos a Belén a visitar el lugar del nacimiento del Niño. Como la Iglesia donde se encuentra el Portal pertenece a los Cristianos Ortodoxos, la eucaristía se celebraría en la Iglesia donde está la Gruta de la Virgen de la Leche; pero la suerte no nos acompañó. Por un ligero adelanto en nuestro horario, estaba ocupada por otros peregrinos. Recurrimos a otra iglesia pequeña, la del Buen Pastor. Las eucaristías en los lugares santos nos eran de gran significado; pero por alguna razón, para mi personalmente, estar celebrando el nacimiento del Niño, me impactó. Transitaban por mi mente las dificultades de María ese día al no ser admitida en la posada, después de un largo trayecto de camino, e iba más allá, meditaba en la infancia de Jesús: las tribulaciones en la huída a Egipto, la presentación en el Templo cuando la Sagrada Familia había regresado a Nazaret, distancias enormes en esa época.
En el momento de la elevación ya mi mente daba vueltas a gran velocidad, me cuestionaba de manera profunda: ¿Qué he hecho en mi vida? ¿He servido al Señor de alguna manera? ¿Qué debo hacer de ahora en adelante? Tal vez el ego de pequeñas realizaciones me obnubilaba y me impedía concluir o evaluar la pequeñez de mi entrega. La elevación termina y como tal, repasaba la muerte y resurrección del Señor. En ese momento algo me pasa, sería pretencioso decir que fue una visión, mucho menos una aparición. Tampoco puedo asegurar que haya escuchado voz alguna; pero de alguna manera desaparecen de mi mente todos los ruidos externos, incluso los del sacerdote celebrante, desaparece también todo lo que me rodea, mi esposa, los otros peregrinos, la arquitectura de la iglesia. Y con fuerza llega a mi un mensaje de forma inmaterial que soy incapaz de describir; pero se me graba en forma indeleble. “Tu trabajo con los niños que tanto quieres, es una tarea que apenas empieza; tu labor de evangelización es pobre, especialmente en los barrios donde pretendes trabajar y necesita un refuerzo importante, también en el entorno donde te desempeñas”. Fue tan de improviso y quedé tan pasmado que no me atrevía a comentarlo ni con mi esposa; pero de algo estaba seguro: El mensaje estaba vivo ahí y me tenía realmente excitado. Al recibir la comunión, no sabía si dar gracias o simplemente tener el valor de pedir perdón.
El Señor no deja sus cosas inconclusas, quería darme otra prueba y resultó algo también imprevisto: la visita al Santuario de Lourdes, con un cierre esplendoroso, una eucaristía celebrada por 70 sacerdotes, finalizando después de una travesía por los Pirineos con una escala en Trillo en la Comunidad de la Sagrada Familia, que es algo muy especial y mi esposa y yo apreciamos y valoramos con todo nuestro corazón. En la parte central de la capilla del Santísimo Sacramento hay una imagen de Nuestra Señora de la Paz de Medjugorje, santuario que habíamos visitado un par de años atrás. Este cuadro tiene su historia en la cual no me detendré. Pero siempre me ha impresionado. Cuando entras a la capilla, donde quiera que te ubiques, parece dirigirte su mirada. No solo a mí, a cualquiera de la personas que allí se encuentren.
Estaba haciendo la visita al Santísimo; pero era incapaz de apartar la mirada de la Virgen y en medio de la adoración, ella empezó a mover sus labios como si me hablara. Varias veces cerré los ojos; pero fue inútil, cada que los abría, la Virgen parecía hablarme de nuevo. Salí de la capilla, sin poder terminar la Adoración, algo que hice un poco más tarde. Al llegar a casa en Madrid y rezar el Rosario, pedí con fe la revelación de que quería decirme y otra vez un mensaje se gravó en mi mente: “Ora, ora, ora” y paralelamente como si fuese una voz masculina, esculpía en mi mente, “Yo soy la Misericordia, sígueme”.
El rincón de Dios
Pedí fuerzas... y Dios me dio dificultades para hacerme fuerte.
Pedí sabiduría... y Dios me dio problemas para resolver.
Pedí prosperidad... y Dios me dio un cerebro y músculos para trabajar.
Pedí coraje... y Dios me dio obstáculos que superar.
Pedí amor... y Dios me dio personas para ayudar.
Pedí favores... y Dios me dio oportunidades.
“No recibí nada de lo que pedí... pero recibí todo lo que precisaba". P. Dennis
Fuimos a parar a Europa por un asunto familiar; pero se fueron dando las cosas y tuvimos experiencias espirituales inesperadas, como la visita al Santuario de la Virgen del Pilar donde nuestra Madre aún viva, alrededor del año 40 de nuestra era, se apareció sobre una columna de mármol al Apóstol Santiago para darle fuerzas en su tarea evangelizadora en España. Creo que fue la primera bilocación conocida. Hicimos una reunión admirable con el Padre Justo, gran conocedor y estudioso de las apariciones de Garabandal y los mensajes que allí dio la Santísima Virgen, que son tema extenso para oportunidad posterior. Pocos días después fuimos, casi accidentalmente, al Santuario de Fátima, otra experiencia sorprendente.
Habíamos planeado asistir a la beatificación del Papa Juan Pablo II por el cual profesamos gran admiración; pero he ahí las cosas de Dios, se dio a cambio la posibilidad de visitar Tierra Santa en plena Semana Mayor. Fue maravilloso seguir el camino de Jesucristo. La celebración de la eucaristía en cada uno de los lugares santos, con la lectura correspondiente a alguno de los sucesos ocurridos allí, fue edificante. En cada eucaristía pedía que el Espíritu Santo iluminara mi camino futuro.
Llegamos a Belén a visitar el lugar del nacimiento del Niño. Como la Iglesia donde se encuentra el Portal pertenece a los Cristianos Ortodoxos, la eucaristía se celebraría en la Iglesia donde está la Gruta de la Virgen de la Leche; pero la suerte no nos acompañó. Por un ligero adelanto en nuestro horario, estaba ocupada por otros peregrinos. Recurrimos a otra iglesia pequeña, la del Buen Pastor. Las eucaristías en los lugares santos nos eran de gran significado; pero por alguna razón, para mi personalmente, estar celebrando el nacimiento del Niño, me impactó. Transitaban por mi mente las dificultades de María ese día al no ser admitida en la posada, después de un largo trayecto de camino, e iba más allá, meditaba en la infancia de Jesús: las tribulaciones en la huída a Egipto, la presentación en el Templo cuando la Sagrada Familia había regresado a Nazaret, distancias enormes en esa época.
En el momento de la elevación ya mi mente daba vueltas a gran velocidad, me cuestionaba de manera profunda: ¿Qué he hecho en mi vida? ¿He servido al Señor de alguna manera? ¿Qué debo hacer de ahora en adelante? Tal vez el ego de pequeñas realizaciones me obnubilaba y me impedía concluir o evaluar la pequeñez de mi entrega. La elevación termina y como tal, repasaba la muerte y resurrección del Señor. En ese momento algo me pasa, sería pretencioso decir que fue una visión, mucho menos una aparición. Tampoco puedo asegurar que haya escuchado voz alguna; pero de alguna manera desaparecen de mi mente todos los ruidos externos, incluso los del sacerdote celebrante, desaparece también todo lo que me rodea, mi esposa, los otros peregrinos, la arquitectura de la iglesia. Y con fuerza llega a mi un mensaje de forma inmaterial que soy incapaz de describir; pero se me graba en forma indeleble. “Tu trabajo con los niños que tanto quieres, es una tarea que apenas empieza; tu labor de evangelización es pobre, especialmente en los barrios donde pretendes trabajar y necesita un refuerzo importante, también en el entorno donde te desempeñas”. Fue tan de improviso y quedé tan pasmado que no me atrevía a comentarlo ni con mi esposa; pero de algo estaba seguro: El mensaje estaba vivo ahí y me tenía realmente excitado. Al recibir la comunión, no sabía si dar gracias o simplemente tener el valor de pedir perdón.
El Señor no deja sus cosas inconclusas, quería darme otra prueba y resultó algo también imprevisto: la visita al Santuario de Lourdes, con un cierre esplendoroso, una eucaristía celebrada por 70 sacerdotes, finalizando después de una travesía por los Pirineos con una escala en Trillo en la Comunidad de la Sagrada Familia, que es algo muy especial y mi esposa y yo apreciamos y valoramos con todo nuestro corazón. En la parte central de la capilla del Santísimo Sacramento hay una imagen de Nuestra Señora de la Paz de Medjugorje, santuario que habíamos visitado un par de años atrás. Este cuadro tiene su historia en la cual no me detendré. Pero siempre me ha impresionado. Cuando entras a la capilla, donde quiera que te ubiques, parece dirigirte su mirada. No solo a mí, a cualquiera de la personas que allí se encuentren.
Estaba haciendo la visita al Santísimo; pero era incapaz de apartar la mirada de la Virgen y en medio de la adoración, ella empezó a mover sus labios como si me hablara. Varias veces cerré los ojos; pero fue inútil, cada que los abría, la Virgen parecía hablarme de nuevo. Salí de la capilla, sin poder terminar la Adoración, algo que hice un poco más tarde. Al llegar a casa en Madrid y rezar el Rosario, pedí con fe la revelación de que quería decirme y otra vez un mensaje se gravó en mi mente: “Ora, ora, ora” y paralelamente como si fuese una voz masculina, esculpía en mi mente, “Yo soy la Misericordia, sígueme”.
El rincón de Dios
Pedí fuerzas... y Dios me dio dificultades para hacerme fuerte.
Pedí sabiduría... y Dios me dio problemas para resolver.
Pedí prosperidad... y Dios me dio un cerebro y músculos para trabajar.
Pedí coraje... y Dios me dio obstáculos que superar.
Pedí amor... y Dios me dio personas para ayudar.
Pedí favores... y Dios me dio oportunidades.
“No recibí nada de lo que pedí... pero recibí todo lo que precisaba". P. Dennis
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