jueves, 30 de junio de 2011

¡Chupen!
Para resumir esta expresión paisa, un ejemplo: si alguien no llegó a tiempo a una fiesta y se perdió lo bueno, le decimos: ¡Chupe por bobo!
No pretendo defender al alcalde de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, no creo en la trasparencia de su gobierno. Su ex Contralor, también del Polo, fue destituido e inhabilitado por 12 años por serruchero, o para quienes no entiendan esta palabreja del argot colombiano, por recibir coimas. Si Moreno cometió delito, debe recibir castigo.
Lo que me indigna es que la Fiscal General de la Nación, sin presentar prueba alguna de los malos manejos en que hubiese podido incurrir el Alcalde y sin haberlo oído en juicio, de buenas a primeras le vaticine entre 9 y 22 años de cárcel (El Tiempo.com Jun. 28 de 2011). Eso es una condena anticipada a espaldas del encartado, que de antemano predispone a los jueces a dictar sentencia en su contra.
No entiendo, y seguramente seguiré sin admitir la modernidad de la justicia. No acepto que prevalezca el desconocimiento de la presunción de inocencia; prime la declaración de testigos torcidos en busca de beneficios jurídicos o disminución de penas, sobre los testimonios de gente de bien; se busquen testigos fantasmas que necesitarían la habilidad de James Bond para estar presentes en el lugar de los hechos. Truhanes como ‘Macaco’, o cualesquiera otros de su calaña, no tienen reato alguno para mentir bajo juramento, como no tuvieron escrúpulos para asesinar y traficar con drogas ilícitas. Como solía decir mi mamá, “vaca ladrona no olvida el portillo”. Pero esos son los testimonios privilegiados por nuestros jueces.
Lo peor, abusando del pensamiento de un buen amigo que si es abogado, y de los buenos, es el contubernio entre los jueces y los medios. Después de que estos ya condenaron al acusado, muchos jueces se turban y obran más en su defensa que en la del reo, aún si este es inocente. El ex Fiscal General encargado Guillermo Mendoza Diago lo definió con claridad: “…si obramos contra lo que dicen los medios, nos cocinan.” ¡Que transparencia y sindéresis!
En mi época existía una regla de oro, la reserva del sumario hoy desaparecida, y para la muestra un botón: “SEMANA tuvo acceso a los detalles de los cuatro delitos que la Fiscalía imputará al alcalde Samuel Moreno…” Revista Semana publicada en junio 28. Y mucho de lo que el artículo de marras divulga, son filtraciones desde la Fiscalía. ¡Qué vergüenza! Les aseguro que Moreno aún no conoce el expediente.
Entiendo que nadie puede ser juzgado con retroactividad ni por delitos que en la época de los hechos no estuviesen contemplados en los códigos, y en este caso no me refiero al alcalde Moreno, sino al general Jesús Armando Cabrales y al coronel Alfonso Plazas. En 1985 el delito de desaparición forzada no estaba tipificado en el código penal. Ese año los bandidos, que hoy andan libres como Pedro por su casa, se tomaron el Palacio de Justicia en un acto de lesa humanidad, financiados por el mayor capo de la droga, Pablo Escobar. Los propósitos: quemar los expedientes en su contra, y de derrocar al presidente Belisario Betancur. Violaron la Constitución quienes juzgaron a Arias y juzgan a Cabrales. Esta en un parágrafo destaca: “…un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo”. Los oficiales cometieron el error de defender la democracia. ¡Horror!
Recuerdo que mi gran amigo Carlos Upegui fue designado con otro prestigioso jurista para investigar lo sucedido en holocausto del Palacio. Que yo sepa, jamás encontraron evidencia sobre los supuestos desaparecidos. Dicen otras fuentes aparentemente creíbles, que los cadáveres de los supuestamente desaparecidos están bajo custodia de la Fiscalía.
Siguiendo con casos aberrantes, ya los medios en confabulación con algunos jueces pretenden llevar a la guandoca al ex ministro Andrés Felipe Arias. Su pecado, haber trabajado en el gobierno de Uribe que equivale a tener un pie en la calle y el otro tras las rejas, para lo cual, con total dedicación trabajan Daniel Coronel, María Jimena Duzán, Félix de Bedout y otra jauría dizque de formadores de opinión, que son los que cocinan a los jueces, como lo aseguró Mendoza Diago. Estos, ante el temor de la gran prensa, flaquean y toman decisiones en contra de la ley, o le tuercen el pescuezo, para evitar el escarnio de Semana y otras publicaciones.
Al ex Ministro se le acusa de haber celebrado contrato sin llenar requisito legal (licitación). No era necesario por ser el beneficiario un organismo internacional dependiente de la OEA. Espinoso pecado, porque si hubiese sido con uno subordinado a UNASUR o al ALBA, contaría con la bendición apostólica Urbi et Orbi. Este organismo además fue el encargado de seleccionar los beneficiarios y, si algunos vivos decidieron hacerle trampa a las reglas, está totalmente fuera de control del Ministro y sus funcionarios. Pero en Colombia los pícaros siguen en la calle, y los otros entre las rejas. ¡Valientes los que aceptan un cargo público! Y peor si tienen que pisar algunos callos.
Que raro, la Corte Suprema le negó a los abogados de Uribe el acceso al expediente de Piedad Córdoba, por estar amenazado por las Farc según los archivos de los computadores de “Jojoy” que allí se mencionan alegando la reserva; pero los medios conocen anticipadamente lo que quieran.
El rincón de Dios
“Porque el Señor es justo y ama la justicia; los rectos
verán su rostro.” Salmo 11, 7

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