Tanto pobre junto pierde la limosna
Mi madre solía decir esta frase popular cuando veía muchos pordioseros reunidos en las afueras de la iglesia. Esta imagen ilustra perfectamente la actual proliferación de casi cien precandidatos presidenciales para 2026, esto dificulta que alguno sobresalga y que el apoyo se concentre, poniendo en riesgo la democracia.
Reconozco que no domino los detalles de la política, pero esto me permite opinar con objetividad, guiado por la observación. Como lo he repetido, “las matemáticas no son una opinión”, así que procuro analizar sin prejuicios. Para entender mejor el panorama, he visto muchas entrevistas; las más claras y sensatas, a mi juicio, han sido las de Juan Lozano en la FM, en Nos Cogió la Noche y los comentarios de Vélez En La Mañana, quienes ofrecen análisis profundos y honestos.
Como ciudadano común, tengo mis preferencias basadas en la preparación de los candidatos, destacando a Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Pinzón y Abelardo De La Espriella. Todos han cometido errores, pero nadie está libre de culpa, como bien expresó Jesús: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
En cuanto a las campañas, es notorio que la izquierda ha mostrado mayor disciplina y organización, apoyándose en numerosas bodegas digitales dedicadas a difundir información, cierta o falsa, para captar incautos y fortalecer el discurso de que a Petro “no lo dejan gobernar”. Esta estrategia les ha permitido mantener una favorabilidad estable, cercana al 40% de los votantes potenciales. Además, cuentan con el respaldo de sectores narcotraficantes, beneficiados por unas 300 mil hectáreas de coca, lo que les provee recursos para diversos fines.
Por el contrario, quienes se encuentran en la otra orilla parecen niños peleando por la ventana del auto: incapaces de llegar a acuerdos, anteponiendo el ego al bienestar de la patria, dilatando procesos y desconfiando de todo, para atrás como el cangrejo. Sin embargo, la necesidad apremia y, en este contexto, la campaña más efectiva es, sin duda, la de Abelardo De La Espriella; para equiparar el nivel de la izquierda, se requiere otro 40% del potencial de votantes y, hoy, Abelardo representa la única opción viable.
La clave de la campaña radica en captar la atención de los estratos 1, 2 y 3, ya que es en donde se concentran los subsidios y son mayoría del voto potencial. Están integrados por personas que, al no tener mucho que perder, se convierten en el foco principal de las estrategias políticas. Hacía falta un Petro para despertar la necesidad social de atenderlos.
El dilema actual no se reduce a una simple disputa entre izquierda y derecha, sino que enfrenta dos modelos opuestos: comunismo versus democracia; el centro, como se dice en la Costa, “no es ni chicha ni limonaá”.
El Rincón de Dios
“Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado; y una casa dividida contra sí misma cae” Lucas 11:17.
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