martes, 30 de septiembre de 2025

Cronica 997

La encrucijada política, estrategia de Petro

Petro, lejos de consolidar consensos, se ubica en el centro de una crisis que desborda los límites de la gobernabilidad. Su estilo confrontativo y sus decisiones han generado un ambiente de incertidumbre tanto en el plano interno como en el internacional. Nuestra patria atraviesa una de las coyunturas políticas más tensas de su historia reciente.

En el escenario local, su insistencia en intervenir en asuntos electorales y promover consultas populares que exceden las competencias presidenciales ha sido ampliamente cuestionada. La disputa con el Congreso y las Cortes se ha intensificado, paralizando varias de sus reformas clave. La renuncia de ministros y la fractura de su coalición reflejan un gobierno debilitado, con crecientes dificultades para sostener su agenda.

La tensión se ha trasladado también al ámbito internacional. La decisión de Estados Unidos de revocar la visa del presidente, tras sus declaraciones en Nueva York instando al ejército norteamericano a desobedecer órdenes de su comandante en jefe, marcó un punto de quiebre en la relación bilateral. Washington, principal socio comercial y estratégico de Colombia, ha encendido alarmas sobre el futuro de la cooperación en seguridad y comercio. Mientras tanto, el respaldo de dirigentes del chavismo venezolano a los discursos de Petro refuerza la percepción de un giro ideológico que inquieta a sectores moderados y empresariales.

Esta crisis no responde únicamente a un error diplomático o a un exceso retórico, sino a un estilo que privilegia la confrontación sobre el consenso. No cabe duda de que esta actitud no es un hecho aislado, sino una estrategia calculada para presentarse como víctima del “imperio”, con fines estrictamente electorales.

El desenlace aún es incierto. Petro conserva respaldo popular en algunos sectores que lo ven como un líder dispuesto a desafiar a las élites tradicionales. Sin embargo, la creciente desconfianza de otros actores políticos y económicos plantea un escenario complejo. El presidente no parece dispuesto a rectificar el rumbo ni a buscar acuerdos; insistirá en una estrategia de choque que podría dejar al país en una encrucijada aún más profunda. Su objetivo: conservar a sus aliados en el poder en 2026. ¡Abramos los ojos!

Pero que no se haga muchas ilusiones. Torear el avispero del hombre más poderoso del mundo, justo cuando ha decidido combatir con todas sus fuerzas el narcotráfico, su defensa a Maduro, el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua lo pone a él y a sus aliados del ELN, las FARC y el Clan del Golfo en la mira. Y a Trump no le tiembla la mano para proceder como lo estime.

El Rincón de Dios

“Porque Dios no nos dio un espíritu de timidez, sino un espíritu de fortaleza, de amor y de buen juicio” 2 Carta a Timoteo 1,7

lunes, 22 de septiembre de 2025

Cronica 996

Petro y el refranero popular

En Colombia, el humor popular no es solo una forma de reírse de la vida: es una herramienta de análisis social. Las frases que usamos para describir lo absurdo, lo exagerado o lo frustrante tienen una capacidad única para capturar el sentir colectivo. Y si hay un personaje hecho a la medida de estas expresiones, ese es Gustavo Petro.

Desde que llegó a la presidencia se ha convertido en el protagonista de una narrativa que mezcla política, redes sociales y calle. Su estilo de gobierno, sus discursos y hasta sus silencios han sido interpretados por el colombiano común con una creatividad lingüística que no tiene nada que envidiarles a los analistas políticos.

Cuando el presidente afirmó que los pobres no usan gasolina, la congresista Lina María Garrido respondió con una frase que ya es parte del folclor: Las motos se tanquean con babas. Una forma directa de señalar la desconexión entre el discurso oficial y la realidad de millones.

La imagen de Petro como hombre humilde ha sido parte central de su narrativa. Pero en el imaginario popular, esa historia se transforma en frases como Tan pobre que cuando pasa el camión de la basura le deja una factura. El humor, aquí, no solo entretiene: cuestiona. Y surge una pregunta: ¿Con hijos viviendo en Paris y la esposa en Italia no es oligarca?

Su gestión en temas como la reforma a la salud o el manejo económico ha dejado a muchos confundidos. Y nada lo resume mejor que Más perdido que piojo en peluca. Sus discursos, cargados de referencias históricas y giros inesperados, hacen que más de uno se pregunte dónde está el GPS ideológico del gobierno.

Petro es incansable en redes sociales, pero su ritmo de ejecución ha sido blanco de críticas. Soy experto fingiendo que la opinión de los demás me importa, revela una percepción de supuesto esfuerzo sin resultados concretos y como desoír sugerencias de todo tipo.

En su gabinete, los cambios constantes y las contradicciones son el pan de cada día. Está más embolatado que aguacate en ceviche, es la forma en que el colombiano resume esa sensación de caos administrativo.

Los escándalos que han salpicado su entorno político también tienen su frase: Tan salado que se le ahoga el pez en la pecera

Sus alocuciones interminables, muchas veces sin acciones que las respalden, se describen con precisión callejera: Echa más carreta que vendedor de Herbalife.

Incluso sus momentos más desconcertantes, como los trinos incoherentes tras atender una agenda privada reciben su dosis de sarcasmo: Más ordinario que submarino con gotera.

Este refranero popular no es solo una colección de frases graciosas. Es una radiografía del sentir nacional. Petro, como figura que polariza se convierte en el espejo que proyecta las frustraciones, esperanzas y sarcasmos. Acá hasta la política tiene sabor a chiste callejero.

El Rincón de Dios

"Por favor, Job, explícame esto, tú que eres tan viejo y sabio"

martes, 16 de septiembre de 2025

Cronica 995

La paz que cultiva coca

“Para atrás, como el cangrejo”, decía mi madre cuando nos portábamos mal. Y no hay frase que describa mejor el retroceso que ha sufrido Colombia en la lucha contra el narcotráfico, gracias a una cadena de decisiones políticas que parecen sacadas de una tragicomedia.

Todo empezó con el gobierno de Juan Manuel Santos, quien, en su afán por complacer a unos bandidos que luego le hicieron pistola con los dedos de los pies, incluyó en el acuerdo de paz de 2016 la prohibición de la fumigación con glifosato. ¿La razón? Un informe que sugería que el químico podría causar cáncer. Pero, curiosamente, ese riesgo solo aplicaba si se usaba en cultivos de coca ubicados en zonas selvática, es decir, el peligro allí era para los micos. En los cultivos alimenticios en zonas pobladas, el glifosato era milagrosamente inocuo.

Como era de esperarse, los cultivos de coca pasaron de unas 40.000 hectáreas en el momento de firmar la “paz” a unas 200.000 al final del mandato de Santos.

A Petro eso le pareció fantástico. Para él, la coca es menos dañina que el whisky. Y con sus camaradas de lucha —las Farc, el ELN y otros secuaces— debía construir la “exitosa Paz Total”, que permitió que los cultivos ilícitos llegaran hoy a unas 330.000 hectáreas. Los traquetos, no guerrilleros como se quieren mostrar, dominan más de 700 municipios, y Colombia produce el 70% de la coca que se consume en el mundo.

¿Fumigación? Ni hablar. ¿Erradicación manual? Un chiste. ¿Incautaciones? Solo cuando los narcos se hacen los de la oreja mocha. Claro, las cifras parecen mayores que antes: no es lo mismo la producción de 40.000 hectáreas que la de 330.000; pero los gringos no son pendejos.

Para animar el sainete, Petro defiende a Maduro, catalogado como jefe del Cartel terrorista de los Soles —que para él no existe— y crea, mediante memorándum, una zona bilateral en el Catatumbo con 50.000 hectáreas de coca que abastece al cartel “inexistente”, con salida directa por Venezuela.

Ahí no paran las cosas. En sus deshilvanados discursos de odio, Petro critica a Donald Trump, el hombre más poderoso del mundo —aunque no lo crea—. Como digo yo: jugando fútbol con la lonchera.

Con la obvia desertificación quedamos como reyes: en la lista negra al lado de Afganistán, Birmania, Venezuela y Bolivia, gran orgullo para nuestra patria y su desgobierno. ¡Petro es un bacán!

El Rincón de Dios

“Mi pasado, Señor, lo confío a tu misericordia, mi presente a tu amor, mi futuro a tu providencia” .

martes, 9 de septiembre de 2025

Crónic

Ganadería sostenible, el campo que la ley no ve

La validación de la Corte Constitucional a la Ley Agraria enfrenta el campo a otra batalla, ser comprendido. La implementación de esta ley queda en manos de burócratas ideologizados que desconocen el mundo agropecuario. En su narrativa, la ganadería es vista como el “gran contaminante del planeta”, en sintonía con el pensamiento de nuestro mandatario galáctico. Ignoran que estas tecnologías no son promesas, ya están en marcha y surgen ganaderías con emisiones mínimas o nulas al aplicarlas correctamente.

El silvopastoreo modular —con callejones forestales de especies nativas o comerciales como guamo, acacia, eucalipto o pino tropical— ha demostrado su eficacia. Sembrados entre 400 y 600 árboles por hectárea con distancias de 8 a 12 metros, este sistema mejora la productividad y minimiza el impacto ambiental. 

Las prácticas modernas incluyen drones para aforos y planificación de rotación de praderas; plataformas digitales para trazabilidad ambiental y certificación de carbono neutro; biodigestores para el tratamiento de estiércol y generación de biogás cuando hay estabulación; paneles solares para electrificación de cercas y bombeo de agua; compostaje y reutilización de residuos orgánicos como fertilizante; razas adaptadas como Brangus y Romosinuano, entre otras; sombra natural y acceso permanente a agua limpia. 

En los sistemas silvopastoriles intensivos por la mejor conversión alimenticia la ganancia de peso en novillos puede alcanzar hasta 650 gramos/día, comparado con 250 gramos/día en sistemas convencionales; permiten triplicar o cuadruplicar la capacidad de carga animal por hectárea respecto a la ganadería extensiva tradicional, aunque los valores varían según el tipo de suelo, clima, especies forrajeras y manejo.

Mientras se repite el mantra de que “la ganadería contamina”, miles de productores implementan tecnologías limpias, regenerativas y eficientes; pero desde los escritorios capitalinos se legisla como si el campo fuera un obstáculo, no una solución. La sostenibilidad no se impone, se construye desde el conocimiento.

Estos son dos ejemplos claros: 

Izbeth González – Cundinamarca – Beneficiaria del proyecto de Ganadería Sostenible de FEDEGÁN, rehabilitó tierras degradadas, aumentó la biodiversidad y mejoró la productividad de su finca. 

Proyecto Corrientes – Argentina – Reconocido por la FAO, este proyecto logró aumentar la producción de carne en un 74% mientras reducía la intensidad de emisiones en un 21%. Se aplicaron prácticas de manejo de pasturas, rotación planificada y captura de carbono. Objetivo, carbono cero con la combinación de árboles y pastizales.

El Rincón de Dios

“Dios abre caminos donde no los hay. Cuando todas las puertas se te cierren, solo espera y confía”.

martes, 2 de septiembre de 2025

Cronica 993

Colombia ante el espejo: ¿diplomacia o complicidad?

Invocar la integración latinoamericana o una salida pacífica a la crisis venezolana no justifica el respaldo del presidente Gustavo Petro al régimen espurio de Nicolás Maduro. Esta postura plantea serios interrogantes sobre la política exterior colombiana. ¿Es legítimo enviar tropas para apoyar un gobierno señalado por narcotráfico y terrorismo? ¿Es legal y constitucional esta orden? Y si no lo es, ¿puede el ministro de Defensa acatarla? mi paso por la Escuela Militar me enseñó que una orden ilegal no debe cumplirse.

Las implicaciones son profundas: soberanía comprometida, seguridad fronteriza debilitada y relaciones tensas con aliados históricos como Estados Unidos. La política exterior no puede estar guiada por afinidades ideológicas ni nostalgias revolucionarias. Colombia necesita una diplomacia firme, ética y estratégica que defienda los derechos humanos, la democracia y los intereses nacionales. El respaldo a Maduro no cumple con ninguno de estos criterios.

Tras una eventual ofensiva contra el Cartel de los Soles en Venezuela, no sería sorprendente que Trump dirija la mirada hacia Colombia. El ELN, las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo representan estructuras criminales con fuerte presencia en el narcotráfico internacional, lo que encajaría en la narrativa de “guerra contra las drogas” promovida por Estados Unidos. 

Esta posibilidad abre un escenario complejo: por un lado, podría significar mayor presión internacional sobre estos grupos; por otro, plantea riesgos de tensiones diplomáticas y cuestionamientos sobre la soberanía colombiana frente a posibles acciones unilaterales.

Petro ha afirmado que una invasión a Venezuela podría bajar el precio del petróleo, afectando a Ecopetrol. Pero ¿vale la pena arriesgar nuestra reputación internacional por esa razón? Si Colombia se alinea con un gobierno sancionado, podríamos enfrentar represalias diplomáticas y económicas. ¿Y acaso la suspensión de la exploración de hidrocarburos no ha tenido ya efectos negativos? La depreciación de la acción de Ecopetrol se debe a decisiones erráticas. ¿No es más contaminante el gas importado que el producido localmente? ¿El contrato de desgasificación es otro escándalo? El subsidio al ACPM, afecta también las finanzas de la empresa. 

Petro tiene el deber de explicar con claridad qué busca con esta alianza y qué está dispuesto a sacrificar en nombre de ella. Porque si seguimos por este camino, el costo lo pagará Colombia, no Miraflores.

Y no olvidemos algo clave: apoyar a Maduro podría provocar una nueva ola migratoria de venezolanos hacia Colombia, agravando los desafíos sociales y económicos que ya enfrentamos.

En resumen, no se trata de estar a favor o en contra de Petro. Se trata de pensar en lo que es mejor para Colombia. Y defender a un régimen como el de Maduro, claramente, no lo es.

El Rincón de Dios

“La traición la emplean únicamente aquellos que no han llegado a comprender el gran tesoro que se posee siendo dueño de una conciencia honrada y pura.” Vicente Espinel

Cronica 1001

Murphy en el gobierno del desastre  Mirar irónicamente este desgobierno que, sin necesitar busca enemigos externos, no es un despropósito, a...