El Pensador (11)
El libro de Uribe, Diccionario Abreviado de Galicismos Provincialismos y Correcciones del Lenguaje con trescientas notas explicativas, lo destaca como un estudioso serio.
Don Miguel de Unamuno, el 18 de abril de 1910, le escribe con acento de amistad: “Nos une la lengua, sangre del espíritu. Mientras hablemos lo mismo, pensaremos y hasta sentiremos lo mismo, pues con palabras no solo se piensa, sino que se siente también… La patria hay que hacerla con la libertad, es decir, con la conciencia de la Ley, y con la cultura, día a día. ¿Y no cree usted, mi querido general y patriota, que pueda ocurrir que uno llegue a encontrarse extranjero, desterrado, en su propia patria –¡cosa terrible!– si no puede decir en ella todo lo que siente, si no goza de sinceridad en ella? Lo primero, pues, para tener patria, es la libertad de decir lo que se siente, es decir, libertad. Y porque usted hace patria, le tiendo con mi mano, mi palabra de conforte: ¡adelante!”.
Preocupó a Uribe lo que él llamó la formación de un lenguaje mestizo. Es algo básico en este texto: la evolución del español en Indoamericana y sus proyecciones. Hay juicios de la mayor alcurnia que penetran hacia el futuro de lo que sucederá en el continente.
Otras publicaciones se deben destacar: la profusión de folletos que editó con textos suyos, referentes a disimiles materias, siempre en relación con los grandes intereses del país… Fueron una modalidad de la época, hacen parte cardinal de su bibliografía.
Ya es tiempo de desmontarle a Uribe Uribe el calificativo de simple “general”. El país se ha acostumbrado a distinguirlo así, por su participación en varias guerras. El fue, clásicamente, un pensador. Un hombre que sobresale por el orden en las ideas, en la rigurosidad de cómo deben ser. No se desperdicia en aproximaciones. Tiene principios claros acerca de cada una de las fases matrices. En esta lectura, nos hemos arrimado apenas a algunos pocos estudios de los muchos que él escribió. Se comprueba el rigor para expresar su visión del Estado, de la manera como debe gobernarse; del orden en que debe organizarse, sin imposición autoritaria; de la justicia como expresión sublime del verdadero orden racional que debe primar en una comunidad; de la autoridad que debe ejercerse, sin que se desdeñe la participación popular; del criterio de los principios que deben gobernar a una Constitución para que tenga sentido nacional. Denuncia que en la vida politice o en la del gobierno, no debe primar el provecho personal que debe estar ausente de toda manifestación política; el autoritarismo rechazado como intento o proyecto de dirigir a la sociedad; y cómo el capricho personal no puede ser estimulado, cuando el verdadero derrotero está en el interés colectivo, social, entrañablemente popular.
Basado en comentarios de Otto Morales Benítez.El Rincón de Dios
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