viernes, 26 de octubre de 2018

Crónica 736

La Altillanura I

Gratificante el fallo a favor de uno de los ingenios del Valle del Cauca que adelantan proyectos agroindustriales en la Altillanura en el municipio de Santa Rosalía. Colombia debe desarrollar una agroindustria ejemplar e inclusiva que en el futuro sea parte de una oferta alimentaria para un mundo cuya población cada quince años crece el equivalente a la de China, unos mil trecientos millones de personas, esa debería ser la base de las Zonasde Interés de Desarrollo Rural Económico y Social (Zidres).
El departamento del Vichada abarca buena parte de la Altillanura solo tiene cuatro municipios, Santa Rosalía, La Primavera, Cumaribo y Puerto Carreño, su territorio es equivalente al de Corea del Sur con ciento cinco mil novecientos cuarenta y siete kilómetros cuadrados (diez millones de hectáreas). La proyección de su población para 2016, la más reciente del Dane, es de setenta y tres mil almas, menos de uno y medio habitantes por kilómetro cuadrado, luego no es cierto que los grandes proyectos que allí se iniciaron antes del acuerdo final con las Farc violen derechos de los campesinos.
Los suelos de la Altillanura son ácidos con un pH que fluctúa entre 4.2 y 5, bajo contenido de materia orgánica y minerales esenciales para la agricultura, pero su textura franco-arcillosa y estructura granular les da un buen drenaje que permite corregirlos para adelantar cultivos tropicales, pasturas mejoradas para el establecimiento de hatos de ganadería intensiva y grandes explotaciones porcinas y avícolas destinadas a la exportación. Otra parte de la altillanura debe dedicarse a plantaciones forestales.
En estos suelos la labranza debe adelantarse bajo cuidados especiales, con equipos adecuados para evitar su degradación y exigen alta tecnología para el establecimiento de riego y drenajes y cuantiosas inversiones en infraestructura, de vivienda inclusive, y transporte que implica altos costos por hectárea solo factibles y sostenibles en proyectos de suficiente envergadura. El desarrollo de grandes proyectos agroindustriales no excluye la inclusión de asociaciones campesinas aledañas que, con la ayuda de las grandes, prosperen y crezcan económicamente. 
El mejor ejemplo, ubicado en el municipio de Santa Rosalía, es el de la Fundación Experimental Las Gaviotas que Paolo Lugari magistralmente describió: vivir allí es el arte difícil de la sencillez. Y ello se entiende por el desarrollo de tecnologías amigables con el medio ambiente y económicas allí desarrolladas: calentadores solares de agua, molinos de viento tropical, bombas de camisa y de balancín para extraer agua, arietes hidráulicos de funcionamiento con poco desnivel de corriente de agua, biodiesel que se emplea en todos los equipos y tractores que allí funcionan, colofonia y trementina, entre otros, producidos en la biofactoría arboquímica. Aplican para diversos proyectos. 
En el campo agrícola, Gaviotas después de diferentes y difíciles experiencias, logró establecer el mayor bosque plantado en el país con una extensión de ocho mil hectáreas de pino caribe, en suelos que se consideraban inadecuados. Hoy es un bosque biodiverso donde se han reconocido ciento ochenta especies nativas. Un proyecto en verdad interesante, no solo desde el punto productivo, también desde la óptica de protección ambiental. Este es la principal fuente de ingresos del proyecto de la Fundación Experimental Gaviotas.

El Rincón de Dios

El desarrollo de los pueblos principalmente de los que ponen su empeño en liberarse del yugo del hambre, de la miseria, de las enfermedades endémicas, de la incultura; de los que ansían una participación más intensa en los frutos de la civilización, una más activa apreciación de sus humanas peculiaridades; y que, finalmente, se orientan con constante decisión hacia la meta de su pleno desarrollo… Pablo VI

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