viernes, 3 de noviembre de 2017

Crónica 697

O todos en la cama…

No sé porqué se rasgan las vestiduras con la candidatura presidencial de ‘Timochenko’, estaba claro que la negociación de La Habana no buscaba la paz, la entrega de las armas, la penalización de los crímenes de lesa humanidad, el abandono del narcotráfico. El objetivo era el acceso al poder sin cortapisas cambiando lo que les dio por denominar “guerra”, por un apaciguamiento hipócrita para engañar incautos.
 ¡Y lograron su objetivo! Vemos con estupor, pero sin sorpresa, que se lanza como candidato presidencial ‘Timochenko’ y, otros guerrilleros que en conjunto acumulan más de siglo y medio de condenas, aspiran al senado y la cámara de representantes sin necesidad de pasar por el filtro de los jueces, pedir perdón, ni reparar a las víctimas.
Entre tanto, personajes que fueron juzgados por acusaciones basadas en testimonios de falsos testigos, perseguidos, o por otras causas de dudosa credibilidad, pero que han tenido una vida honesta, respetable y han prestado valiosos servicios al país como Oscar Iván Zuluaga, Alfredo Ramos y Andrés Felipe Arias, no pueden aspirar a cargos públicos porque se engavetan sentencias, se desoyen argumentos de la defensa, o se chutan acusaciones entre organismos del Estado para dejar embolatadas sus posibilidades de participar en política o su libertad. Júzguelos usted apreciado lector como quiera y, si cree que tienen culpa, compárenla con las fechorías de los jefes de las Farc a ver si por algún lado se parecen.
Hay otro personaje torcido, Popeye, que también quería aspirar al Congreso, pero al haber sido condenado, independientemente de que pagó la pena de 23 años de prisión por sus fechorías, no puede. Pero desde su punto de vista, no deja de tener cierta razón: ¿acaso sus crímenes son mayores que las masacres de Bojayá y del Club El Nogal, el asesinato de los diputados del Valle o la destrucción de Cocorná, para mencionar solo algunas? Obviamente no apoyaría una candidatura suya; pero tampoco creo justo que los de las Farc antes de pasar por la justicia, lleguen incólumes a la presidencia y a las corporaciones públicas.
Y hablando de justicia la mente se me enreda más que un bulto de anzuelos. Devolviendo la película, vemos como Luis Carlos Restrepo, ex comisionado de paz del gobierno de Uribe tuvo que exilarse, pretendían detenerlo porque se le colaron unos narcos en la desmovilización de paramilitares, mientras a Sergio Jaramillo que se le colaron muchos más, dicen por ahí que ingresando a los listados de las Farc después del pago de un fuerte peaje, lo premian con la embajada de Bruselas para que, ante la Comunidad Europea, venda el paraíso colombiano en “paz”.
Las comparaciones son odiosas, pero ahora que se tramita la insólita ley para prohibir el paramilitarismo, ¿acaso era permitido?, miremos como el gobierno de Uribe logró la desmovilización de unos 38.000 paramilitares y guerrilleros sin necesidad de entregarles el país, la justicia aplicó penas moderadas de 8 años a sus crímenes y, a los 16 cabecillas que no cumplieron lo pactado, los montó en un avión y extraditó en bloque sin contemplaciones. Si le parecen exageradas las cifras, rebájelas lo que quiera, baraje y vuelva a repartir, y compárenlas con las de desmovilizados y disidencias de las Farc. Y piense con cabeza fría ¿Ya las Farc entregaron las 900 caletas? ¿Dónde están los misiles? ¿A cuanta erradicación de cultivos de “uso ilícito” han contribuido?    

El Rincón de Dios


“Una nación se sentencia a si misma cuando sus gobernantes legalizan lo malo y prohíben lo bueno, y cuando su Iglesia cobardemente se vuelve cómplice con su silencio”. Martin Luther King Jr.

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