O todos en la cama…
No sé porqué se rasgan
las vestiduras con la candidatura presidencial de ‘Timochenko’, estaba claro
que la negociación de La Habana no buscaba la paz, la entrega de las armas, la
penalización de los crímenes de lesa humanidad, el abandono del narcotráfico.
El objetivo era el acceso al poder sin cortapisas cambiando lo que les dio por
denominar “guerra”, por un apaciguamiento hipócrita para engañar incautos.
¡Y lograron su objetivo! Vemos con estupor,
pero sin sorpresa, que se lanza como candidato presidencial ‘Timochenko’ y,
otros guerrilleros que en conjunto acumulan más de siglo y medio de condenas, aspiran
al senado y la cámara de representantes sin necesidad de pasar por el filtro de
los jueces, pedir perdón, ni reparar a las víctimas.
Entre tanto, personajes
que fueron juzgados por acusaciones basadas en testimonios de falsos testigos, perseguidos,
o por otras causas de dudosa credibilidad, pero que han tenido una vida
honesta, respetable y han prestado valiosos servicios al país como Oscar Iván
Zuluaga, Alfredo Ramos y Andrés Felipe Arias, no pueden aspirar a cargos
públicos porque se engavetan sentencias, se desoyen argumentos de la defensa, o
se chutan acusaciones entre organismos del Estado para dejar embolatadas sus
posibilidades de participar en política o su libertad. Júzguelos usted
apreciado lector como quiera y, si cree que tienen culpa, compárenla con las
fechorías de los jefes de las Farc a ver si por algún lado se parecen.
Hay otro personaje
torcido, Popeye, que también quería aspirar al Congreso, pero al haber sido
condenado, independientemente de que pagó la pena de 23 años de prisión por sus
fechorías, no puede. Pero desde su punto de vista, no deja de tener cierta
razón: ¿acaso sus crímenes son mayores que las masacres de Bojayá y del Club El
Nogal, el asesinato de los diputados del Valle o la destrucción de Cocorná,
para mencionar solo algunas? Obviamente no apoyaría una candidatura suya; pero
tampoco creo justo que los de las Farc antes de pasar por la justicia, lleguen
incólumes a la presidencia y a las corporaciones públicas.
Y hablando de justicia la
mente se me enreda más que un bulto de anzuelos. Devolviendo la película, vemos
como Luis Carlos Restrepo, ex comisionado de paz del gobierno de Uribe tuvo que
exilarse, pretendían detenerlo porque se le colaron unos narcos en la
desmovilización de paramilitares, mientras a Sergio Jaramillo que se le colaron
muchos más, dicen por ahí que ingresando a los listados de las Farc después del
pago de un fuerte peaje, lo premian con la embajada de Bruselas para que, ante
la Comunidad Europea, venda el paraíso colombiano en “paz”.
Las comparaciones son
odiosas, pero ahora que se tramita la insólita ley para prohibir el
paramilitarismo, ¿acaso era permitido?, miremos como el gobierno de Uribe logró
la desmovilización de unos 38.000 paramilitares y guerrilleros sin necesidad de
entregarles el país, la justicia aplicó penas moderadas de 8 años a sus
crímenes y, a los 16 cabecillas que no cumplieron lo pactado, los montó en un
avión y extraditó en bloque sin contemplaciones. Si le parecen exageradas las
cifras, rebájelas lo que quiera, baraje y vuelva a repartir, y compárenlas con
las de desmovilizados y disidencias de las Farc. Y piense con cabeza fría ¿Ya
las Farc entregaron las 900 caletas? ¿Dónde están los misiles? ¿A cuanta
erradicación de cultivos de “uso ilícito” han contribuido?
El Rincón de Dios
“Una
nación se sentencia a si misma cuando sus gobernantes legalizan lo malo y
prohíben lo bueno, y cuando su Iglesia cobardemente se vuelve cómplice con su
silencio”. Martin
Luther King Jr.
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