Acotaciones
Me refiero a la magnífica charla con
que nuestro gran amigo José Alvear Sanín nos deleitó en una agradable Tertulia
en el Club Unión a la que fuimos invitados en compañía de Jorge Escobar
Restrepo. Lo hago en virtud de que tocó un tema crucial que escasamente se comenta,
si es que se hace, el abandono de la enseñanza religiosa y los efectos que
causa a gobiernos, la política, la Iglesia, la juventud y la ciudadanía en general,
semillero de lo que en Colombia hoy sucede.
No importa si se es creyente o no, las
clases de religión que tenían en cuenta las valiosas enseñanzas del Catecismo
del Padre Astete, que debíamos memorizar, han muerto. Allí se descubrían las
bases de la moral, la ética, el amor al prójimo, el respeto a la vida humana,
la propiedad, los progenitores, la sexualidad y la dignidad de la mujer.
José nos fue recordando ese camino
perdido que ha desembocado en la lujuria, el aborto, la ideología de género que
pretende desfigurar la familia, base de la civilización; a la pérdida de la
moral hoy tan escasa, que para una mayoría se ha vuelto irrelevante, por ello
las coimas, la mermelada, la compra de conciencias, de votos y el fraude les
resbala; el escozor que sentíamos por una mala acción o el irrespeto caducó.
Mirando este panorama los contertulios
trajeron a cuento otra materia borrada, la cívica. En ella nos recreábamos en
el amor a la patria, a la bandera, la fidelidad a los principios, los valores
morales y, aprendíamos reglas básicas de buen comportamiento. Iba más allá, se
incluían también los buenos modales: el respeto a los mayores, la buena
educación con las mujeres a las que debíamos acompañar dejándolas caminar por
el interior de la acera, darles prioridad, abrirles la puerta del vehículo,
para mencionar solo algunas.
Para mi, trajo a la memoria también lo
aprendido en la Escuela Militar: el culto a la puntualidad; la obediencia a los
superiores; el respeto a las leyes y normas; la pulcritud en el vestir,
presentación personal, aseo y ropa impecable, zapatos lustrados, botones
apuntados, jamás las manos en los bolsillos; consideración y respeto con el
enemigo, el infractor, o el sospechoso capturado.
Época donde nadie tenía precio, los
negocios no necesitaban firmas ni notarías, las deudas no requerían letras de
cambio, pagarés o hipotecas, el valor era el de la palabra empeñada.
Hoy en cambio nos rige la mentira, el
engaño, la triquiñuela, la persecución al que nada debe, los falsos testigos,
la ignominia.
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Leyendo
los artículos recientes de opinión de algunos columnistas amigos del gobierno,
las declaraciones del Fiscal General de la Nación, y escuchando voces en
reuniones sociales, vamos viendo como quienes por cualesquiera razones hayan
eludido analizar los acuerdos con las Farc, ahora con la expedición de los
decretos previamente convenidos en a Comisión de Seguimiento, Impulso y
Verificación a la Implementación del Acuerdo Final (CSIVI) van viendo que les
viene pierna arriba.
El Rincón de Dios
“La
enseñanza social de la Iglesia ofrece orientaciones para la promoción de los
derechos humanos, para la tutela de la familia, para el desarrollo de
instituciones políticas auténticamente democráticas y participativas, para una
economía al servicio del hombre, para un nuevo orden internacional que
garantice la justicia y la paz y para una actitud responsable hacia la
creación.” Juan Pablo II
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