martes, 13 de junio de 2017

Crónica 679

Acotaciones

Me refiero a la magnífica charla con que nuestro gran amigo José Alvear Sanín nos deleitó en una agradable Tertulia en el Club Unión a la que fuimos invitados en compañía de Jorge Escobar Restrepo. Lo hago en virtud de que tocó un tema crucial que escasamente se comenta, si es que se hace, el abandono de la enseñanza religiosa y los efectos que causa a gobiernos, la política, la Iglesia,  la juventud y la ciudadanía en general, semillero de lo que en Colombia hoy sucede.
No importa si se es creyente o no, las clases de religión que tenían en cuenta las valiosas enseñanzas del Catecismo del Padre Astete, que debíamos memorizar, han muerto. Allí se descubrían las bases de la moral, la ética, el amor al prójimo, el respeto a la vida humana, la propiedad, los progenitores, la sexualidad y la dignidad de la mujer.
José nos fue recordando ese camino perdido que ha desembocado en la lujuria, el aborto, la ideología de género que pretende desfigurar la familia, base de la civilización; a la pérdida de la moral hoy tan escasa, que para una mayoría se ha vuelto irrelevante, por ello las coimas, la mermelada, la compra de conciencias, de votos y el fraude les resbala; el escozor que sentíamos por una mala acción o el irrespeto caducó.
Mirando este panorama los contertulios trajeron a cuento otra materia borrada, la cívica. En ella nos recreábamos en el amor a la patria, a la bandera, la fidelidad a los principios, los valores morales y, aprendíamos reglas básicas de buen comportamiento. Iba más allá, se incluían también los buenos modales: el respeto a los mayores, la buena educación con las mujeres a las que debíamos acompañar dejándolas caminar por el interior de la acera, darles prioridad, abrirles la puerta del vehículo, para mencionar solo algunas.
Para mi, trajo a la memoria también lo aprendido en la Escuela Militar: el culto a la puntualidad; la obediencia a los superiores; el respeto a las leyes y normas; la pulcritud en el vestir, presentación personal, aseo y ropa impecable, zapatos lustrados, botones apuntados, jamás las manos en los bolsillos; consideración y respeto con el enemigo, el infractor, o el sospechoso capturado.
Época donde nadie tenía precio, los negocios no necesitaban firmas ni notarías, las deudas no requerían letras de cambio, pagarés o hipotecas, el valor era el de la palabra empeñada.
Hoy en cambio nos rige la mentira, el engaño, la triquiñuela, la persecución al que nada debe, los falsos testigos, la ignominia.
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  Leyendo los artículos recientes de opinión de algunos columnistas amigos del gobierno, las declaraciones del Fiscal General de la Nación, y escuchando voces en reuniones sociales, vamos viendo como quienes por cualesquiera razones hayan eludido analizar los acuerdos con las Farc, ahora con la expedición de los decretos previamente convenidos en a Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final (CSIVI) van viendo que les viene pierna arriba.

El Rincón de Dios


“La enseñanza social de la Iglesia ofrece orientaciones para la promoción de los derechos humanos, para la tutela de la familia, para el desarrollo de instituciones políticas auténticamente democráticas y participativas, para una economía al servicio del hombre, para un nuevo orden internacional que garantice la justicia y la paz y para una actitud responsable hacia la creación.” Juan Pablo II

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