miércoles, 8 de junio de 2016

Crónica 637

Carta al Cardenal

Mi gran amigo maestro y hermano de la Orden del Santo Sepulcro, el Dr. Luis Fernando Gutiérrez Tobón, le ha enviado al Cardenal Primado de Colombia la carta que a continuación transcribo por su importancia actual.
“Como un  sencillo católico de su grey, miembro además de una benemérita orden de laicos, expresándome exclusivamente en mi humilde nombre, con verdadero respeto reverencial y amparado en su pastoral benevolencia, permítame dirigirle estas líneas que ojalá logren significar el sentimiento relacionado con la especial afinidad de la mayoría de la Jerarquía Eclesiástica con  la forma en que viene desarrollándose en La Habana el proceso en busca de la paz tan anhelada.
Entro en materia: todos coincidimos en que “No es fácil encontrar una persona que no quiera vivir en paz… cansados de la guerra, los colombianos podemos estar arrodillados ante los violentos de cualquier manera”, un admirado presbítero de su Diócesis interpretó así  el  sentimiento del pueblo colombiano. Pero, hay más, El Señor Arzobispo de Medellín, Excelentísimo Señor Ricardo Tobón Restrepo (26 de abril de 2015),  se refirió a la situación del país así: “Un mal planteamiento de la paz es fuente de nuevos y más graves conflictos. Para tener paz se necesita todo el pueblo, no se puede llegar a la paz con una institucionalidad débil”  El presidente Juan Manuel Santos Calderón tiene un mínimo respaldo y el 71% de los encuestados cree que el país va por mal camino, pero hay algo de mayor trascendencia, la comunidad colombiana no conocemos  qué se acordó en La Habana, apenas presumimos, por noticias de prensa, qué se está discutiendo y qué se firmará.
Adicionalmente, hemos oído y visto la pasión, el arrebato del Excelentísimo Señor Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, Monseñor Augusto  Castro Quiroga hablando por la Voz de Alemania (DW como se identifican) para el mundo sobre la nueva Colombia, el nuevo país cogobernado por las Farc. Su convicción de la Tierra Prometida, después de atravesar el desierto, de la mano de un Presidente-Moisés salvador y de una Iglesia patrocinadora del acuerdo habanero con el comunismo fariano, marcan situaciones que merecen seria reflexión. Otra aflicción que nos asiste es que la Jerarquía Eclesiástica ha guardado silencio riguroso al respecto, no nos ha informado lo que está ya aprobado, especialmente lo pertinente con la fe y la religiosidad. En cambio nos inquieta seriamente la categórica declaración del jefe Timochenko:
Lo que no estamos dispuestos a negociar es a renunciar a nuestras ideas, a nuestro ideario político, a la concepción que tenemos  del mundo, de la vida”. Pregunto, ¿queda   alguna duda de la forma en que nos van a gobernar? ¿Comparte la Jerarquía Católica este planteamiento?      
Ahora bien, el mundo entero sabe de sobra qué  proclama el comunismo y cuáles son sus procederes frente a la Iglesia. Colombia a su buen cuidado espiritual, so capa de una paz que todos anhelamos, está en evidente peligro. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias Farc, grupo ateo declarado, están ganando posiciones que está perdiendo la vida espiritual. El actual gobierno es notablemente generoso con las Farc. Vale destacar, la Iglesia Católica NO fue invitada a la Habana. Los católicos, con su Eminencia a la cabeza, creemos en Dios y comulgamos con la paz,  no aceptamos que las Farc nos dicten normas espirituales ni morales de las cuales carecen. El evangelio nos basta para crear comportamientos adecuados. ¿Por qué más bien no  lo  practicamos para salvar a Colombia?  
Eminencia Reverendísima, por Dios explíquenos, qué dictaminan las Farc sobre aborto, secuestro, asesinato de religiosos, -incluyendo obispos- violaciones, uniones libres, masacres, y otros fenómenos que su Eminencia, como cabeza visible de la religiosidad colombiana condena. ¿Qué dice la Iglesia frente a estos hechos confirmados? ¿Son los asesinos dirigentes de las Farc quienes, sin entregar sus armas, con ellas en la mano como supremo argumento y  con el poder corruptor del perverso dinero del narcotráfico los que van a dirigirnos?, a ellos, está claro,  no les inquieta la paz, buscan es el gobierno. Ellos exigen entrar de inmediato a gobernar. Manuel Marulanda, “Tiro-Fijo”, de tiempo atrás declaró “de entrega de armas ni hablar,”… ”entregar las armas una guerrilla es echarse la soga al cuello”. Con ellos, crónicos delincuentes, ¿va la Iglesia Católica a pactar la dirección espiritual del país, la enseñanza de los principios morales, la formación de nuestra juventud?  El narcotráfico, causa eficiente de feroz criminalidad y caos social ya es tolerado como ellos lo exigieron, la extradición, como freno al narcotráfico también ya se terminó, ganaron 5-0 
Perdóneme Eminencia, le presento una desazón, hemos recibido mínima información de nuestra Santa Madre Iglesia en esta emergencia, pues está en juego el futuro religioso del país, en cambio Si captamos mucho entusiasmo por adherir a la fariana  paz. ¿Por qué esa reserva informativa a su grey? 
 Su Eminencia seguramente habrá escuchado a laicos ejemplares manifestarse en contra de lo que está ocurriendo con la  mañosa paz.  La catolicidad sencilla, humilde, el montón, no tenemos como expresarnos públicamente y ser oídos por las autoridades, somos una especie de “cadáver perfumado.” ¡Pobres los pobres de Colombia con las Farc al poder! El común denominador en su grey es de desconfianza.
Eminencia, en Colombia  “todos estamos muertos de ganas de la paz”, pero de la paz  con justicia y a la colombiana no a la comunista-cubano-venezolana.  Aquí queremos  paz con camándula y escapulario, no con fusil ni minas quiebra patas. Queremos la paz del Evangelio, no la de un Premio Nobel.

 De otra parte, entendemos la durísima lucha de su Eminencia sin los elementos suficientes para llegar a todos, Colombia católica lo apoya, no lo dude. Ojalá, el duro corazón de los jefes de las Farc, que se burlan de los “lloriqueos” de los secuestrados  y sus familias, reciban también la luz  creadora del Señor”

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