Carta al Cardenal
Mi gran amigo
maestro y hermano de la Orden del Santo Sepulcro, el Dr. Luis Fernando
Gutiérrez Tobón, le ha enviado al Cardenal Primado de Colombia la carta que a
continuación transcribo por su importancia actual.
“Como un sencillo católico de su grey, miembro además
de una benemérita orden de laicos, expresándome exclusivamente en mi humilde
nombre, con verdadero respeto reverencial y amparado en su pastoral
benevolencia, permítame dirigirle estas líneas que ojalá logren significar el
sentimiento relacionado con la especial afinidad de la mayoría de la Jerarquía
Eclesiástica con la forma en que viene
desarrollándose en La Habana el proceso en busca de la paz tan anhelada.
Entro en
materia: todos coincidimos en que “No es fácil encontrar una persona que no
quiera vivir en paz… cansados de la guerra, los colombianos podemos estar
arrodillados ante los violentos de cualquier manera”, un admirado presbítero de
su Diócesis interpretó así el sentimiento del pueblo colombiano. Pero, hay
más, El Señor Arzobispo de Medellín, Excelentísimo Señor Ricardo Tobón Restrepo
(26 de abril de 2015), se refirió a la
situación del país así: “Un mal
planteamiento de la paz es fuente de nuevos y más graves conflictos. Para tener
paz se necesita todo el pueblo, no se puede llegar a la paz con una institucionalidad
débil” El presidente Juan Manuel
Santos Calderón tiene un mínimo respaldo y el 71% de los encuestados cree que
el país va por mal camino, pero hay algo de mayor trascendencia, la comunidad
colombiana no conocemos qué se acordó en
La Habana, apenas presumimos, por noticias de prensa, qué se está discutiendo y
qué se firmará.
Adicionalmente,
hemos oído y visto la pasión, el arrebato del Excelentísimo Señor Presidente de
la Conferencia Episcopal Colombiana, Monseñor Augusto Castro Quiroga hablando por la Voz de
Alemania (DW como se identifican) para el mundo sobre la nueva Colombia, el
nuevo país cogobernado por las Farc. Su convicción de la Tierra Prometida,
después de atravesar el desierto, de la mano de un Presidente-Moisés salvador y
de una Iglesia patrocinadora del acuerdo habanero con el comunismo fariano, marcan
situaciones que merecen seria reflexión. Otra aflicción que nos asiste es que
la Jerarquía Eclesiástica ha guardado silencio riguroso al respecto, no nos ha
informado lo que está ya aprobado, especialmente lo pertinente con la fe y la
religiosidad. En cambio nos inquieta seriamente la categórica declaración del
jefe Timochenko:
“Lo que no estamos
dispuestos a negociar es a renunciar a nuestras ideas, a nuestro ideario
político, a la concepción que tenemos
del mundo, de la vida”. Pregunto, ¿queda alguna duda de la forma en que nos van a
gobernar? ¿Comparte la Jerarquía Católica este planteamiento?
Ahora bien, el
mundo entero sabe de sobra qué proclama
el comunismo y cuáles son sus procederes frente a la Iglesia. Colombia a su
buen cuidado espiritual, so capa de una paz que todos anhelamos, está en
evidente peligro. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias Farc, grupo ateo
declarado, están ganando posiciones que está perdiendo la vida espiritual. El
actual gobierno es notablemente generoso con las Farc. Vale destacar, la
Iglesia Católica NO fue invitada a la Habana. Los católicos, con su Eminencia a la cabeza, creemos en Dios y
comulgamos con la paz, no aceptamos que
las Farc nos dicten normas espirituales ni morales de las cuales carecen. El
evangelio nos basta para crear comportamientos adecuados. ¿Por qué más bien
no lo
practicamos para salvar a Colombia?
Eminencia
Reverendísima, por Dios explíquenos, qué dictaminan las Farc sobre aborto,
secuestro, asesinato de religiosos, -incluyendo obispos- violaciones, uniones
libres, masacres, y otros fenómenos que su Eminencia, como cabeza visible de la
religiosidad colombiana condena. ¿Qué dice la Iglesia frente a estos hechos
confirmados? ¿Son los asesinos dirigentes de las Farc quienes, sin entregar sus
armas, con ellas en la mano como supremo argumento y con el poder corruptor del perverso dinero
del narcotráfico los que van a dirigirnos?, a ellos, está claro, no les inquieta la paz, buscan es el
gobierno. Ellos exigen entrar de inmediato a gobernar. Manuel Marulanda,
“Tiro-Fijo”, de tiempo atrás declaró “de
entrega de armas ni hablar,”… ”entregar
las armas una guerrilla es echarse la soga al cuello”. Con ellos, crónicos delincuentes,
¿va la Iglesia Católica a pactar la dirección espiritual del país, la enseñanza
de los principios morales, la formación de nuestra juventud? El narcotráfico, causa eficiente de feroz
criminalidad y caos social ya es tolerado como ellos lo exigieron, la
extradición, como freno al narcotráfico también ya se terminó, ganaron 5-0
Perdóneme
Eminencia, le presento una desazón, hemos recibido mínima información de nuestra
Santa Madre Iglesia en esta emergencia, pues está en juego el futuro religioso
del país, en cambio Si captamos
mucho entusiasmo por adherir a la fariana
paz. ¿Por qué esa reserva informativa a su grey?
Su Eminencia seguramente habrá escuchado
a laicos ejemplares manifestarse en contra de lo que está ocurriendo con
la mañosa paz. La catolicidad sencilla, humilde, el montón,
no tenemos como expresarnos públicamente y ser oídos por las autoridades, somos
una especie de “cadáver perfumado.” ¡Pobres los pobres de Colombia con las Farc
al poder! El común denominador en su grey es de desconfianza.
Eminencia, en Colombia “todos
estamos muertos de ganas de la paz”, pero de la paz con justicia y a la colombiana no a la
comunista-cubano-venezolana. Aquí
queremos paz con camándula y
escapulario, no con fusil ni minas quiebra patas. Queremos la paz del
Evangelio, no la de un Premio Nobel.
De otra parte, entendemos la durísima lucha de
su Eminencia sin los elementos suficientes para llegar a todos, Colombia
católica lo apoya, no lo dude. Ojalá, el duro corazón de los jefes de las Farc,
que se burlan de los “lloriqueos” de los secuestrados y sus familias, reciban también la luz creadora del Señor”
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