Añoranzas (I)
Viendo hoy el paro agrario me han surgido añoranzas y
me pregunto ¿qué tan equivocados estábamos antaño? Miremos algunos de estos
recuerdos:
La Caja de Crédito Agrario
¡Benemérita Institución! En nuestra época tuvo
gerentes de lujo como Augusto Espinoza Valderrama y José Elías del Hierro que
mantuvieron a raya políticos y ambiciones desmedidas de un sindicato fuerte,
pero no imposible de moderar. Su labor integral a favor del campesino llenaba
con creces sus aspiraciones y necesidades: producía semillas mejoradas;
suministraba asistencia técnica gratuita; proveía abonos, insecticidas,
fungicidas y todos los elementos necesarios para fincas y parcelas; llevaba a
cabo parcelaciones; construía distritos de riego y vivienda rural, además de su
función principal de otorgar créditos con tasas de interés razonables, atendía
con celeridad los casos en que los problemas climáticos o desastres naturales,
arruinaban cosechas.
En esa época, jamás tuvo un balance negativo, la
cartera morosa en el promedio nacional fluctuaba alrededor del 9%, algo que hoy
cualquier banco envidiaría. Los campesinos son buena paga, honrados y trabajadores.
Los ejecutivos recorríamos el país de cabo a rabo permanentemente, visité las
400 oficinas que teníamos hace 48 años. Algunas, como Bahía Solano por ejemplo,
operaban con un director, un secretario que hacía las veces de contador, dos
inspectores avaluadores que eran técnicos agrícolas, un cajero y un portero
archivero, que era algo así como un empleado de oficios varios. Varias como
esta, a veces no alcanzaban su punto de equilibrio, pero sus pérdidas eran tan
pequeñas que no afectaban el resultado general.
Poco a poco la fueron desmantelando: parte de sus
actividades pasaron al Incora; los almacenes de Provisión Agrícola se vendieron
a particulares o cerraron; la asistencia técnica pasó de ser gratuita a
entregada a profesionales independientes que debían cobrar por sus servicios,
algo que superaba la capacidad del pequeño labriego; los precios de los insumos
en manos de particulares que no tenían suficiente economía de escala, fueron
aumentando exponencialmente; las plantas de semillas se entregaron a
particulares; se politizó y se dejaron ganar del sindicato. Para cerrar el capítulo, Juan Camilo
Restrepo decidió liquidarla y fundar el Banco Agrario despojando de oficinas a
muchas poblaciones, precisamente las más lejanas donde el campesino quedó
totalmente a la deriva.
No se cuales de estas decisiones fueron acertadas,
pero le aseguro que la Caja Agraria era modelo de eficiencia y funcionaba.
¿Vendieron el Sofá?
El Idema
Tuvo excelentes gerentes como Eduardo Goéz, quizás
uno o dos no tan buenos, pero no se politizó, cumplía excelentes funciones:
garantía de precios de sustentación para dar un ingreso razonable a los
agricultores; tenía silos y bodegas que garantizaban almacenamiento de los
excedentes de las cosechas para regular la oferta en épocas difíciles;
importaba los faltantes estimados a la producción que vendía a precios que no
afectaran al granjero; llegaba a poblaciones donde los particulares raramente
arrimaban. También fue desmantelado alegando ineficiencia. En la empresa
privada cuando se presentan problemas se procede a reestructurarlas. No es un
argumento que las empresas oficiales no pueden ser eficientes, hay ejemplos
destacados: EPM, Isagen, Ecopetrol, ISA, así en algunas de estas se haya
vendido participación a particulares. ¿Otra venta del Sofá?
Quedan pendientes Inagrario, ICA, y las Federaciones
de agricultores y ganaderos que desempeñan papeles importantes.
El Rincón de Dios
"Aprende
a obsequiar tu ausencia a quien no aprecia tu presencia."
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