De la carrera no queda sino el cansancio
Los antecedentes en Venezuela no son claros: La forma
en que se manejó la información sobre la enfermedad terminal de Chávez; los
esguinces a la Constitución redactada por el propio coronel, al no aceptar la
falta temporal del Presidente, la no juramentación de Chávez para asumir el cargo, la ascensión a Presidente encargado de
Nicolás Maduro, cuando le
correspondía a Diosdado Cabello; la
farsa del muñeco de cera en las honras fúnebres; la conversación del comandante
con el Espíritu Santo para lograr la designación en el Cónclave de la Iglesia
del Papa Francisco; la aparición de Chávez en forma de pajarito chirriquitico
para darle la bendición a Maduro para
su elección, son solo algunos antecedentes sombríos.
No fue transparente la campaña con clara
desproporción en el uso de los medios, la participación ‘voluntaria’ de
empleados públicos bajo la amenaza de despido, el aumento salarial aprobado por
el gobierno dos días antes de las elecciones, la explotación indebida de un
muerto. La elección misma es discutible: no permitir la vigilancia de la OEA y
otros organismos internacionales, limitándola a la supervisión de Unasur
dirigida por Raúl Castro, e
influenciada por Evo Morales, Rafael
Correa y Cristina Kitchener, no garantiza la pureza del proceso.
Y, por último, después de Maduro no honrar su palabra de aceptar el conteo de votos y negarse
a hacerlo a través del cuestionado Consejo Nacional Electoral, y hacerse
proclamar a las carreras como Presidente de Venezuela, aumenta la duda. El
informe difundido por la televisión estatal, en la que se dieron más votos a Capriles, y después se cambiaron a Maduro, no ha sido aclarado así se trate
de un posible error.
No es entonces descabellada la solicitud de la
oposición de un recuento de los votos. Hubiese sido no solo un acto de
caballerosidad de Maduro y el CNE
haberlo aceptado, sino que despejaría ante todas las naciones las dudas
existentes, legitimaría el ejercicio democrático y la elección de Presidente
para bien de Venezuela y de la comunidad internacional entera.
Para el continente americano es un ejemplo nefasto.
No afirmo que no haya ganado Maduro,
pero si ganó ¿a que viene el miedo del conteo de votos? Como se han manejado
las cosas, deja un tufillo de fraude que jamás será despejado. Como las brujas,
no hay que creer en ellas, pero que las hay, las hay.
Las carreras de Juan
Manuel Santos para avalar la elección y pedirle al pueblo colombiano que
acepte los resultados de las urnas en el país vecino, huelen a oportunismo excesivo,
que en los Presidentes del Alba se entiende, pero no en el nuestro. Fue una
salida precipitada con el cálculo de jugador de póker, para defender las
conversaciones de la Habana, como lo fue su asistencia a la marcha del 9 de
abril financiada en buena parte por las Farc, con la ‘ilustre’ participación de
Piedad Córdoba, Iván Cepeda y Gustavo
Petro. ¿Seguirá el ejemplo del país vecino para su reelección? Si con la
ayuda del pajarito de Chávez resucita al Tigrillo
Noriega, este le podría dar una manito.
Una cosa queda clara, lo que Cuba no logró exportando
su revolución lo está consiguiendo con la manipulación de la democracia.
Coda.- Mejor que siga Maduro, Venezuela le queda
grande y la quemada será de raca mandaca.
El Rincón de Dios
“En el contexto social y cultural
actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir
la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del
cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la
construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral.” Benedicto
XVI
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