miércoles, 17 de abril de 2013

Crónica 507


De la carrera no queda sino el cansancio

Los antecedentes en Venezuela no son claros: La forma en que se manejó la información sobre la enfermedad terminal de Chávez; los esguinces a la Constitución redactada por el propio coronel, al no aceptar la falta temporal del Presidente, la no juramentación de Chávez para asumir el cargo, la ascensión a Presidente encargado de Nicolás Maduro, cuando le correspondía a Diosdado Cabello; la farsa del muñeco de cera en las honras fúnebres; la conversación del comandante con el Espíritu Santo para lograr la designación en el Cónclave de la Iglesia del Papa Francisco; la aparición de Chávez en forma de pajarito chirriquitico para darle la bendición a Maduro para su elección, son solo algunos antecedentes sombríos.
No fue transparente la campaña con clara desproporción en el uso de los medios, la participación ‘voluntaria’ de empleados públicos bajo la amenaza de despido, el aumento salarial aprobado por el gobierno dos días antes de las elecciones, la explotación indebida de un muerto. La elección misma es discutible: no permitir la vigilancia de la OEA y otros organismos internacionales, limitándola a la supervisión de Unasur dirigida por Raúl Castro, e influenciada por Evo Morales, Rafael Correa y Cristina Kitchener, no garantiza la pureza del proceso.
Y, por último, después de Maduro no honrar su palabra de aceptar el conteo de votos y negarse a hacerlo a través del cuestionado Consejo Nacional Electoral, y hacerse proclamar a las carreras como Presidente de Venezuela, aumenta la duda. El informe difundido por la televisión estatal, en la que se dieron más votos a Capriles, y después se cambiaron a Maduro, no ha sido aclarado así se trate de un posible error.
No es entonces descabellada la solicitud de la oposición de un recuento de los votos. Hubiese sido no solo un acto de caballerosidad de Maduro y el CNE haberlo aceptado, sino que despejaría ante todas las naciones las dudas existentes, legitimaría el ejercicio democrático y la elección de Presidente para bien de Venezuela y de la comunidad internacional entera.
Para el continente americano es un ejemplo nefasto. No afirmo que no haya ganado Maduro, pero si ganó ¿a que viene el miedo del conteo de votos? Como se han manejado las cosas, deja un tufillo de fraude que jamás será despejado. Como las brujas, no hay que creer en ellas, pero que las hay, las hay.
Las carreras de Juan Manuel Santos para avalar la elección y pedirle al pueblo colombiano que acepte los resultados de las urnas en el país vecino, huelen a oportunismo excesivo, que en los Presidentes del Alba se entiende, pero no en el nuestro. Fue una salida precipitada con el cálculo de jugador de póker, para defender las conversaciones de la Habana, como lo fue su asistencia a la marcha del 9 de abril financiada en buena parte por las Farc, con la ‘ilustre’ participación de Piedad Córdoba, Iván Cepeda y Gustavo Petro. ¿Seguirá el ejemplo del país vecino para su reelección? Si con la ayuda del pajarito de Chávez resucita al Tigrillo Noriega, este le podría dar una manito.
Una cosa queda clara, lo que Cuba no logró exportando su revolución lo está consiguiendo con la manipulación de la democracia.
Coda.- Mejor que siga Maduro, Venezuela le queda grande y la quemada será de raca mandaca.

El Rincón de Dios

“En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral.” Benedicto XVI

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