martes, 4 de octubre de 2011

Crónica 455


El debate sobre el aborto

Se discute estos días en el Congreso la prohibición constitucional del aborto que la Corte Constitucional, a mi parecer arrogándose poderes que no le corresponden, legalizó en circunstancias especiales y determinó que no se incurre en delito cuando el embarazo se interrumpe con la voluntad de la mujer, en los siguientes casos: a) Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer, certificado por un médico; b) Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico; c) Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo, o de inseminación artificial o de transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto.
La verdad monda y lironda en el caso colombiano es que pegándose literalmente del tercer caso, se recurre con más frecuencia de la debida a solicitar la práctica del aborto, lo cual es posible sin restricción alguna. Veamos por qué en este concepto de mi amigo el ex magistrado Jesús Vallejo:
“La sentencia de la Corte Constitucional de Colombia, con vituperable hipocresía, dijo aceptar el aborto sólo en los tres casos mencionados. Pero, acto seguido, se anunció que no se le podría exigir a la mujer que probase alguna de esas causales. Además, lo que según la doctrina penal sería tema de causales de exclusión de la responsabilidad, por arte de bibibirloque se convirtió en derecho fundamental, en obligación del sistema de salud y el de seguridad social de atenderlo, y en algo exigible de tal modo, que los médicos y las instituciones hospitalarias no pueden dejar de practicarlo, ni siquiera invocando la objeción de conciencia.”
Para reforzar algo más la situación traigo a colación este concepto de Procurador General de la Nación: “"El derecho a la vida, que es inviolable, pasó a ser un derecho del deseo. Ahora, la mujer que quiera puede practicarse un aborto sin incurrir en delito alguno solo porque la Corte deseó que fuera así."
El debate ha sido furibundo tachando al partido Conservador de retardatario por andar dizque en contubernio con la Iglesia Católica y acusándolo de querer impedir la separación de la Iglesia y el Estado.
Independientemente de mis propias creencias, no condeno el aborto porque la religión lo estipula; lo hago porque tengo el convencimiento de que el feto es un ser vivo, indefenso, sin posibilidad alguna de expresarse o valerse y, como tal, tiene derecho a que su vida se respete. Desde el momento mismo de la fecundación tiene ADN propio y ello lo convierte en una vida que no debe interrumpirse. Si es una vida humana, desde el punto de vista penal sería un homicidio.
Para mi también es claro que lo que se alega del derecho de la mujer a disponer lo que quiera de su cuerpo, en el caso del aborto es una falacia porque no está disponiendo del suyo, sino del de su hijo indefenso que se encuentra en estado fetal. Comparativamente vemos como se defienden a capa y espada los huevos de las tortugas, por ejemplo, en aras a la perseverancia de especie; pero cuando se trata de un ser humano se busca la distracción de la necesidad de contener el crecimiento de la población, como predisposición para el desarrollo de lo países.
Y aquí viene un efecto perverso, mientras en Europa el crecimiento de la población autóctona está estática o decreciendo, va aumentándose exponencialmente la de inmigrantes, especialmente musulmanes, que van marcando una tendencia aterradora y llegarán, si siguen así las cosas, a dominarla.
Metiéndole de nuevo religión al asunto, ignoro cuales son las reglas del culto islámico respecto al control de la natalidad; pero en mi reciente visita al antiguo continente y a Israel y Palestina, pude observar que las familias árabes tienden a ser numerosas, máxime cuando se admite la poligamia y los más fundamentalistas propenden por mayor número de hijos con el propósito de dominar el mundo, algo que en algunos países van logrando.  En Israel, las cosas no son diferentes, observé muchas familias judías pródigas, que en nuestro medio se ven escasamente.  

El rincón de Dios

“Alguien ha escrito que el amor de Dios no se define con simples adjetivos. Se describe con verbos. El Señor crea. Acompaña al hombre en su camino. Se muestra a Abraham y lo saca de Caldea. Hace alianza con los patriarcas. Se acuerda de la esclavitud de su pueblo. Lo rescata de Egipto. Lo conduce a través del desierto…. Se hace hombre en las entrañas de María. Busca un grupo de amigos. Comparte con ellos su poder de salvación. Les confía su mensaje. Crea una comunidad de escogidos. Les enseña unos signos. Muere y al tercer día resucita.
En la historia particular de cada uno se repite, en miniatura, esa misma historia general de salvación. El Señor… un día nos llama a la vida. De entrada nos regala la libertad. Se arriesga amorosamente a perdernos, buscando que lo escojamos libremente. Nos adopta por hijos en el bautismo. Nos invita a una comunidad de fe, de amor y de esperanza… Se disfraza, para hacernos compañía, con el rostro de quienes nos aman...  Sufre y muere con nuestros dolores y nuestros fracasos. Resucita en el árbol que retoña, en el día que regresa, en el hijo que madura, para avisarnos a cada paso que Él es la Vida…” Padre Calixto

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