Tapen… tapen…
Laureano Gómez usó esta expresión con frecuencia como denuncia cuando se trataba de ocultar un despropósito. Y así sucederá en el caso de ‘Santrich’. Las “duras” declaraciones de Santos no pasan de ser un engaño, se confabuló con el presidente de la Corte Suprema para pasarle el balón a la JEP que encontrará una salida para que acá no pase nada. Y el cieguito del smartphone, viajero frecuente de clase ejecutiva gracias a los recursos del posconflicto, volverá a cantar: quizás… quizás... quizás…
En mi Crónica del 28 de septiembre de 2017 destaqué que el 14 de mayo de 2014, dos días antes de la firma del borrador conjunto sobre La Solución al Problema de las Drogas Ilícitas, el Consejo Nacional de Estupefacientes prohibió la fumigación aérea de los cultivos de coca con glifosato cumpliendo así las exigencias de las Farc para firmar el documento. De las 69.000 hectáreas de cultivos “de uso ilícito”, que en ese momento había en el territorio colombiano, pasamos, gracias a la milagrosa medida, a más de 200.000 en que hoy se calculan. Y, para no perjudicar los pequeños productores, se aceptó que la erradicación solo podría hacerse de forma voluntaria acordada con las “comunidades”.
Quedó plasmado en el NAF que el tráfico de drogas ilícitas que se hubiese efectuado antes de la firma del acuerdo final es un delito conexo, indultable, libre de pena y crítica. Según los gringos, el negocito de los 15 millones de dólares de ‘Santrich’ se finalizó después de la firma de los acuerdos, pero la JEP encontrará que se inició antes porque la coca tiene un período vegetativo cuyo término fijarán unos jueces, que para ello deberán enterase a través de los que saben que son los de las Farc; que debe procesarse y necesita insumos para volverla pasta y, como la coca supuestamente todavía no ha salido, el delito está en el aire.
Además, no faltará otra buena disculpa, se radicó en el congreso la ley que despenaliza la producción de coca en cultivos inferiores a 1,7 hectáreas. Dicen las malas lenguas que, de acuerdo a los datos disponibles, podrían así legalizarse cerca de 300.000 hectáreas cuya producción podría calcularse en no menos de 1500 toneladas métricas. ¿Qué representan las 10 toneladitas de ‘Santrich’?, una bicoca producida en cultivos legales que no amerita extraditar a uno de los angelitos que manejan el negocio.
Las declaraciones de las Farc son expresivas, fuertes las de ‘Iván Márquez’, que debe hacer parte del tinglado, y además debe borrar las triquiñuelas de su sobrino que parece estar metido en el enredo de platas del posconflicto y, suaves las de don ‘Timo’, después de la reunión con su tutor, Juan Manuel: es un caso aislado que hay que investigar. La investigación se llevará “hasta las últimas consecuencias”, que obviamente no existen, se saca del ring al molesto Fiscal Martínez, se califica de montaje el trabajo de la DEA, y volveremos a disfrutar del agradable cinismo de ‘Jesús Santrich’.
La pregunta del millón será si podrán sacarle el cuerpo a la presión de las señal de Trump.
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El ministro Cárdenas está preocupado por la revaluación del peso que se viene presentando. ¿El lavado de dólares de la coca no será la causa?
El rincón de Dios
“La mentira y el engaño tienen fecha de caducidad, al final todo se descubre. Al mismo tiempo la confianza se muere… para SIEMPRE.”
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