¿Cuál es la diferencia?
Me arrogo el derecho a meter la pata
en términos jurídicos por no ser abogado, pero la verdad es que no encuentro
diferencia entre la medida promovida por Maduro de deslegitimar la Asamblea
Nacional y entregar al Tribunal Superior
los poderes legislativos, con lo que sucede en Colombia.
La decisión venezolana, a pesar de la
reversa tramposa de Maduro, equivale al cierre del Congreso y me pregunto si la
determinación de que nuestro órgano legislativo no pueda modificar lo examinado
por la CISVI con relación a la implementación de los acuerdos de paz no es
exactamente lo mismo redactado en términos menos dictatoriales. La diferencia radica en mantener un congreso con
solo funciones de notario para mostrar a la luz pública una separación de
poderes inexistente.
Tampoco veo mucha diferencia entre el
Tribunal Superior venezolano y nuestra Corte Constitucional que asume las
funciones legislativas que Santos y las Farc le ordenan; le permite modificar
la Constitución “de acuerdo a nuestros intereses” al nuevo conquistador, el
abogado español Enrique Santiago y a Jaime Durán cuyo refugio en Costa Rica no
fue gratis. Tampoco podrá la corte declarar inexequibles los actos legislativos
que se expidan dentro del “espíritu de los acuerdos”, salvo por requisitos de
forma. Las instrucciones del presidente y las Farc no admiten discusión. En
Venezuela lo que digan Maduro y Diosdado Cabello tampoco se discute.
Pico y placa ambiental
No critico medidas drásticas para
proteger el aire de las ciudades, especialmente en la nuestra, Medellín, donde
el encierro del Valle de Aburrá por montañas limita los vientos y aumenta la concentración
de gases nocivos.
Pero las autoridades nacionales son
ciegas, si miramos las estadísticas encontramos que las ventas de vehículos
eléctricos e híbridos a caído en el primer trimestre un 44%. El principal
factor determinante es la eliminación de las exenciones de arancel para los
eléctricos y la rebaja que había al 5% para los híbridos. Siendo estos
vehículos considerablemente más costosos,
acabar con los incentivos económicos para apoyar su uso es una decisión
ridícula en contravía de la mejora ambiental. Algo parecido ha pasado con las
conversiones a gas que, al desaparecer en la mayoría de las ciudades el
tránsito libre de pico y placa para estos vehículos, ha disminuido las
conversiones de estos vehículos en proporciones parecidas a las de las ventas
de eléctricos e híbridos.
A mi parecer en Medellín debemos ir
pensando en medidas más drásticas: las nuevas rutas del Metroplus, donde las
pendientes lo permitan, deberían ser cubiertas por tranvías o buses eléctricos;
limitar la matrícula futura de taxis citadinos a modelos eléctricos libres de
cupo, que sería muy buen incentivo; ir sacando de circulación paulatinamente,
pero sin acciones permisivas, las volquetas de modelos antiguos “repotenciadas”
con motores ineficientes y ejes de mayor capacidad que admiten pesos muy
superiores a los permitidos por las normas y que, además de contaminar el aire,
destruyen las vías y son un verdadero peligro; exigir combustibles diésel de
mejores características para su venta en la ciudad; prohibir el tránsito de
buses “chimenea”, y ser implacables con la exigencia de las revisiones
tecnomecánicas, especialmente si son expedidas fuera de la ciudad donde los CADA
no están tan bien controlados.
El Rincón de Dios
"Sonríe
siempre, para no dar a los que te odian el placer de verte triste..." Ignacio
Peirés - (Padre Ignacio)
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