miércoles, 7 de diciembre de 2016

Crónica 659

Paradoja

El país está aterrado, indignado y conmocionado con razón. El abuso sexual y asesinato de una menor conmueve a cualquiera, desgarra el corazón, aterra. Movió los medios de comunicación y tiene a toda Colombia enardecida. No es para menos. Se pide hasta el establecimiento de cadena perpetua para este crimen atroz.
Paralelamente para cumplir el NAF se indultarán delitos contra la niñez y el congreso desoye las denuncias de la senadora Sofía Gaviria pidiendo razón sobre otro crimen de parecido calibre, los 704 secuestrados por las Farc cuyo paradero se desconoce (accesible en: https://goo.gl/llg3Fu ).
No tengo idea de cuantos niños aún permanecen en el Bienestar Familiar de las Farc, no hay cifras oficiales al respecto y, obviamente, las Farc jamás las revelarán. ¡Son ángeles inmaculados…!
Diferentes fuentes estiman entre once mil y siete mil los reclutados, aunque con gran bombo, entregaron veintiuno hace algunos meses y el Instituto de Bienestar Familiar reportó haber atendido seis mil desenfilados.
Mucho se ha hablado sobre el sufrimiento de la familia de la menor asesinada, nada sobre la angustia de las siete mil familias, usando la cifra menor, de los niños reclutados; ningún medio dice nada sobre los menores muertos en filas fuera de combate por no cumplir una orden o cometer faltas de menor cuantía. La niñas objeto sexual de comandantes y guerrilleros pasan como simple cero a la izquierda y las que fallecen por abortos inducidos en condiciones precarias para los medios no pasan de de malas.
Es la cruel radiografía de cuando el crimen fue cometido en la ciudad donde puede verse casi en vivo y en directo, o en la selva donde queda bajo el secreto que los fusiles de los jefes guerrilleros imponen a los “sapos” y el gobierno aliado los ignora para vender la falsa paz.
No tengo idea del trauma que causa en cada uno de estos niños haber aprendido a temprana edad a asesinar “enemigos” o a sus propios compañeros enjuiciados sin derecho a pataleo; vigilar secuestrados indefensos; prestar servicios sexuales contra su voluntad; sembrar minas quiebra patas cuyos efectos van conociendo durante su corta vida; asistir a destrucción de poblaciones donde se causaron decenas de muertos; haber sido sacados a la fuerza de sus humildes hogares; experimentar el aislamiento religioso que habían heredado de sus padres y hermanos.
Los responsables de este crimen de lesa humanidad con una manida confesión de “un error lamentable” o una “causa colateral” ante una jurisdicción especial cuyos jueces serán parcialmente impuestos por ellos mismos, solo deberán pagar una pena restaurativa equivalente a sembrar maticas en el jardín, después de lo cual podrán pasar de bandidos a “honorables” y dictarán las leyes que les plazca para el tránsito de un país de cafres a una sociedad moderna, justa e igualitaria.
Y todo esto se hace pasándose la Constitución por la faja, atropellando la voluntad popular y haciendo lo que al señor Santos le venga en gana; con los de la selva, porque si el criminal es un ladronzuelo de ciudad que roba un celular o un reloj, lo meten a la guandoca sin contemplaciones.
Confundimos perdón y reconciliación con alcahuetería; porque el NAF es solo eso, y la escala para entregar a Colombia al castrochavismo así nos traten de los del nunca. Y duele que nuestra clase dirigente lo apoye sin reato entregando a los bandidos la soga con que serán ahorcados, desconociendo el dicho popular rolo: “Tranquilo doptor que eso es lo mismo, pero esaptamente todo lo contrario”.

El rincón de Dios


"Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre más se aleja". San Agustín

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