El enigma del campo
No se por qué
cuando se habla de paz el tema central es el de la tierra tratado olímpicamente
sin tener en cuenta al futuro del país. Se basa en el simple concepto de los
despojos organizados por paramilitares, los de la guerrilla no cuentan. Y no es
que esté en desacuerdo con remediar tremenda injusticia de pillajes reales que
en algunas regiones ocurrieron, faltaría a mis principios.
El precio mundial de los alimentos y
productos agrícolas ha subido y seguirá subiendo sin remedio por circunstancias
conocidas: el crecimiento de la población; la necesidad de materias primas de
origen agrícola; la demanda para fines industriales como la producción de
biocombustibles y alimentos para animales; la necesaria rotación de cultivos en
algunas zonas; la escasez de agua, falta de distritos de riego o drenajes y
otras obras de infraestructura que requieren cuantiosas inversiones.
La Corte
Constitucional colombiana acaba de declarar inexequibles tres artículos
fundamentales del Plan de Desarrollo que incluyen la flexibilización de las
unidades agrícolas familiares (UAF), lo cual complica el panorama. Lo que el
país necesita es incrementar la producción agrícola. Tenemos tierras como las
de los Llanos Orientales de buenas condiciones físicas, pero ácidas y poco
fértiles. Con la tecnología que tenemos a mano es posible aprovecharlas
intensivamente para agricultura y ganadería, pero hacerlo no es gratis. Es
menester la creación de empresas agrícolas con economía de escala. La
flexibilización de las UAF, permitía la asociación de pequeños agricultores con
empresas de esta índole, lo cual beneficia al campesino que de otra manera
queda anclado en sus cultivos de pan coger de bajo rendimiento.
La población
campesina ha venido disminuyendo y esa tendencia es irreversible. El campo hoy
no ofrece las mismas oportunidades que las ciudades y esto ha propiciado un
desplazamiento que muchas veces no es atribuible a la violencia. Trabajando con
desplazados he sacado la conclusión de que una gran mayoría no desea volver a
su terruño así haya sido forzado a abandonarlo. Las razones que aducen es que
en la ciudad, si bien no hay suficiente empleo, siempre hay opciones del
rebusque que infortunadamente va desde el empleo informal, hasta la
contribución de sus hijos que hacen maromas y malabares en los semáforos, o
buscan una prostitución ‘más rentable’.
Todo esto
puede corregirse con agricultura a gran escala. No es que la inequidad se haya
frenado por completo; pero para mencionar solo algunos casos, veamos las
bananeras de Urabá, han sido fuente de reincersión de los guerrilleros del EPL
que fueron acogidos por los propietarios sin reato alguno, hoy gozan de
estabilidad laboral y muchos están afiliados a sindicatos que defienden sus
intereses. Los cultivos de caña del Valle del Cauca no todos pertenecen a los
ingenios, muchos pequeños y medianos agricultores son proveedores y gracias a
la asistencia técnica que reciben son productores exitosos.
Es verdad que
muchos narcos tienen tierras excelentes en algunas regiones y esto necesita
corregirse; pero ello no implica la necesidad de crear minifundios sin
posibilidad de una explotación rentable. Lo ideal en estos casos es la
flexibilización de las UAF para que puedan desarrollarse proyectos de economía
solidaria en asocio con grandes empresas que promuevan una producción a escala,
productiva y de futuro.
En Brasil y
Uruguay, países gobernados por la izquierda, hay esquemas muy interesantes de
explotación agropecuaria con economías de escala y esos modelos los han
adecuado a nuestro país inversionistas serios que buscan el desarrollo futuro
en áreas de inversiones de riesgo, que necesariamente tienen que ser
productivas. Cultivos de caucho, palma africana, cacao, soya, arroz y maíz,
cerdos y aves a gran escala, no se logra en minifundios cuando se hacen
necesarias cuantiosas inversiones de corrección de suelos y programas agresivos
de mercadeo y exportaciones.
Traigo a
colación una situación histórica. En el gobierno del Dr. Lleras Restrepo
representé a la Caja de Crédito Agrario en la junta del Incora. Se parcelaron
muchas fincas, pero me referiré a un solo caso: se dividieron aquellas de los
distritos de riego de Coello y Saldaña, que en la Caja estaban bajo mi cuidado
como parte de mi actividad en la Subgerencia de Fomento. El fracaso fue
rotundo, hubo parcelas que fueron a parar a manos del peluquero y el carnicero
del pueblo, que como no tenían idea agrícola alguna y mucho menos vocación,
acabaron revendiéndolas para fincas de recreo, se perdió buena parte de la
producción de arroz, frutales y otros cultivos exitosos. No se hoy en que
están; pero se desperdició buena parte de la infraestructura de riego a pesar
de los esfuerzos que se hicieron para dar adecuada asistencia técnica y
suministrar las semillas y fertilizantes necesarios.
Chávez otra vez
El nuevo
mejor amigo se perpetúa en su dictadura democrática. Creo que no hubo fraude en
las elecciones; pero no tenía pierde, todos los medios son suyos.
El Rincón de Dios
¿Eres Tú el que ha de venir Señor? Aleja,
Señor, del horizonte de nuestro pensamiento la autosuficiencia que nos
convierte en esclavos de nosotros mismos; el orgullo que nos hace sentirnos
dueños absolutos de todo lo que acontece; la vanidad que nos pierde; la
insipidez que nos impide el encuentro contigo; la apatía que nos convierte en
grandes desconocidos tuyos.
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