domingo, 21 de octubre de 2012

Crónica 490




He invitado al Dr. Jaramillo Panesso a publicar en esta columna el artículo siguiente para enriquecer el tema de estos días, la paz.

En boca cerrada si entran moscas

Por Jaime Jaramillo Panesso
Con un desfile de discursos, propuestas, mensajes, exabruptos, telones sin fondo, sofismas, ardides ideológicos y estratagemas lingüísticas comienzan los diálogos sobre la agenda de la presunta y bienvenida integración de las Farc a la vida civil y democrática colombiana. Los esperamos sin armas y sin dineros mal habidos, es decir, los esperamos como somos el 98% de los colombianos, que trabajamos, estudiamos y vivimos de manera común y corriente, que nos ganamos el pan con el sudor de la frente,  de la espalda o de la inteligencia.
La paz es un acto concreto y específico: aceptar un nuevo contrato social y político por medio del cual un grupo de personas que trataron de derrocar el gobierno para cambiar las leyes y la constitución por medio de la violencia, por medio de las armas y de las bombas, por medio de las violaciones al DIH y por todos las formas de lucha, legales e ilegales, abandonan esa pretensión. Ese nuevo contrato político y social los compromete a cambiar el camuflado por la ropa de civiles que usamos ese 98% de los ciudadanos y dedicar el resto de sus vidas a ser buenos ciudadanos. En resumen, la paz es un acuerdo o tratado para abandonar la violencia y reconocer al estado como único portador de las armas y legítimo aplicador de la justicia. El resto del camino ya no es la paz, sino sus consecuencias de vivir en la comunidad nacional mediante las reglas de la convivencia. Si se sigue llamando paz (en la hipótesis de que se logre el acuerdo) a lo que es la vida natural de la democracia con el respeto a los otros y a la ley, es una equivocación o una maniobra de mimetismo político y militar para continuar con la amenaza de romperla.
El acuerdo de paz está sometido a un debate previo, al diálogo entre las partes que han escogido el método de la negociación racional, es decir, de la mesa donde no caben la altisonancia, el histrionismo ni los petardos proposicionales para adelantarse, de manera mediática, a las conversaciones formales, lo que equivale a ponerle moscas en la boca cerrada de los negociadores del gobierno, los cuales han sido prudentes. Distinto  los “comandantes” que hacen ruido teatral y  funcionarios del estado como el Fiscal Bocalegre de quien no sabíamos de su pasión ideológica y judicial por los pasajeros de la paz. Compite con Chávez desde dentro. En cambio el Presidente Santos no ha abierto la canilla verbal para la apertura en Oslo, lo que demuestra la precaución con que habrá de andarse este camino minado, literalmente, entre Oslo-La Habana-Caracas.
La agenda es un documento que ya ha sido horadado por las declaraciones de una de las partes. En el fondo la agenda es un buen pretexto para sentarse a la mesa y dialogar. Si se puede negociar, se negocia. Pero el diálogo dirá si el diablo dejará de soplar fuego por la boca de los fusiles o ha reflexionado sobre hechos evidentes como la imposibilidad de llegar al poder por medios violentos, ver desaparecer a sus conmilitones por vejez o por las armas de la república, observar la deserción de muchos combatientes y estar convencidos de la insolvencia moral y política del estalinismo revolucionario. Insistir en que el mundo se divide entre los buenos comunistas y los malos capitalistas, los ungidos de la verdad  marxista y los renegados de la libertad y el pluralismo, es insistir en una escuela de pensamiento escolástico de izquierda que sigue apoyándose en el odio de clase y el exterminio de sus contradictores. Y el gobierno colombiano tendrá  que convencernos de que esto no es ni seguirá siendo así. Como decían los jesuitas cuando no eran mamertos: “Vade retro Satanás”.

No me sorprende

En Oslo no podía esperarse mucho más de un terrorista tirándoselas de filósofo, ayudado por los áulicos de su mentor Chávez a montar un discurso que en poco difiere al del bonsái ‘Raúl Reyes’ en la inauguración de los diálogos del Caguán. ‘Iván Márquez’ tenía que lucirse en Oslo y se rebuscó, o le ayudaron a hacerlo, unas palabrejas y autores para ser intelectual y florido que le dispararon el arma retórica por la culata. Insisten en lo de siempre, al menos son ‘consistentes’, quieren ver al gobierno de rodillas pidiéndoles sus favores ya que ellos, más puros y caritativos que la madre Teresa de Calcuta, no han hecho nada reprochable.
Menos mal De la Calle no se dejó intimidar y dejó claro lo acordado, que ‘Márquez’ había desconocido de plano, y puso los pies en la tierra a las pretensiones de las Farc de alargar y multiplicar los temas en busca de objetivos distintos a los propuestos. Ya estarían pensando en los comités temáticos con que lograron engatusar a Pastrana.
Será pues una negociación dura y compleja que ojalá culmine en algo positivo.
El Sainete de Oslo, que nadie entiende, tiene varias implicaciones: lavar el terrorismo de las Farc, que vuelve a su estado de subversivos defendiéndose de un Estado terrorista y una oligarquía detestable, lo cual tendrá hondo calado en la izquierda Europea e infiltrará miles de ingenuos. Para Santos era importantísimo, se utilizó el recinto donde espera que le otorguen el Nobel de la Paz que tendrá que disputarse con Teodora, Huguito el vecino y los hermanitos de la caridad Raúl y Fidel Castro.

El Rincón de Dios

“La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad.” Juan Pablo II

martes, 9 de octubre de 2012

Crónica 489


El enigma del campo

No se por qué cuando se habla de paz el tema central es el de la tierra tratado olímpicamente sin tener en cuenta al futuro del país. Se basa en el simple concepto de los despojos organizados por paramilitares, los de la guerrilla no cuentan. Y no es que esté en desacuerdo con remediar tremenda injusticia de pillajes reales que en algunas regiones ocurrieron, faltaría a mis principios.
 El precio mundial de los alimentos y productos agrícolas ha subido y seguirá subiendo sin remedio por circunstancias conocidas: el crecimiento de la población; la necesidad de materias primas de origen agrícola; la demanda para fines industriales como la producción de biocombustibles y alimentos para animales; la necesaria rotación de cultivos en algunas zonas; la escasez de agua, falta de distritos de riego o drenajes y otras obras de infraestructura que requieren cuantiosas inversiones.
La Corte Constitucional colombiana acaba de declarar inexequibles tres artículos fundamentales del Plan de Desarrollo que incluyen la flexibilización de las unidades agrícolas familiares (UAF), lo cual complica el panorama. Lo que el país necesita es incrementar la producción agrícola. Tenemos tierras como las de los Llanos Orientales de buenas condiciones físicas, pero ácidas y poco fértiles. Con la tecnología que tenemos a mano es posible aprovecharlas intensivamente para agricultura y ganadería, pero hacerlo no es gratis. Es menester la creación de empresas agrícolas con economía de escala. La flexibilización de las UAF, permitía la asociación de pequeños agricultores con empresas de esta índole, lo cual beneficia al campesino que de otra manera queda anclado en sus cultivos de pan coger de bajo rendimiento.
La población campesina ha venido disminuyendo y esa tendencia es irreversible. El campo hoy no ofrece las mismas oportunidades que las ciudades y esto ha propiciado un desplazamiento que muchas veces no es atribuible a la violencia. Trabajando con desplazados he sacado la conclusión de que una gran mayoría no desea volver a su terruño así haya sido forzado a abandonarlo. Las razones que aducen es que en la ciudad, si bien no hay suficiente empleo, siempre hay opciones del rebusque que infortunadamente va desde el empleo informal, hasta la contribución de sus hijos que hacen maromas y malabares en los semáforos, o buscan una prostitución ‘más rentable’.
Todo esto puede corregirse con agricultura a gran escala. No es que la inequidad se haya frenado por completo; pero para mencionar solo algunos casos, veamos las bananeras de Urabá, han sido fuente de reincersión de los guerrilleros del EPL que fueron acogidos por los propietarios sin reato alguno, hoy gozan de estabilidad laboral y muchos están afiliados a sindicatos que defienden sus intereses. Los cultivos de caña del Valle del Cauca no todos pertenecen a los ingenios, muchos pequeños y medianos agricultores son proveedores y gracias a la asistencia técnica que reciben son productores exitosos.
Es verdad que muchos narcos tienen tierras excelentes en algunas regiones y esto necesita corregirse; pero ello no implica la necesidad de crear minifundios sin posibilidad de una explotación rentable. Lo ideal en estos casos es la flexibilización de las UAF para que puedan desarrollarse proyectos de economía solidaria en asocio con grandes empresas que promuevan una producción a escala, productiva y de futuro.
En Brasil y Uruguay, países gobernados por la izquierda, hay esquemas muy interesantes de explotación agropecuaria con economías de escala y esos modelos los han adecuado a nuestro país inversionistas serios que buscan el desarrollo futuro en áreas de inversiones de riesgo, que necesariamente tienen que ser productivas. Cultivos de caucho, palma africana, cacao, soya, arroz y maíz, cerdos y aves a gran escala, no se logra en minifundios cuando se hacen necesarias cuantiosas inversiones de corrección de suelos y programas agresivos de mercadeo y exportaciones.
Traigo a colación una situación histórica. En el gobierno del Dr. Lleras Restrepo representé a la Caja de Crédito Agrario en la junta del Incora. Se parcelaron muchas fincas, pero me referiré a un solo caso: se dividieron aquellas de los distritos de riego de Coello y Saldaña, que en la Caja estaban bajo mi cuidado como parte de mi actividad en la Subgerencia de Fomento. El fracaso fue rotundo, hubo parcelas que fueron a parar a manos del peluquero y el carnicero del pueblo, que como no tenían idea agrícola alguna y mucho menos vocación, acabaron revendiéndolas para fincas de recreo, se perdió buena parte de la producción de arroz, frutales y otros cultivos exitosos. No se hoy en que están; pero se desperdició buena parte de la infraestructura de riego a pesar de los esfuerzos que se hicieron para dar adecuada asistencia técnica y suministrar las semillas y fertilizantes necesarios.

Chávez otra vez

El nuevo mejor amigo se perpetúa en su dictadura democrática. Creo que no hubo fraude en las elecciones; pero no tenía pierde, todos los medios son suyos.

El Rincón de Dios

¿Eres Tú el que ha de venir Señor? Aleja, Señor, del horizonte de nuestro pensamiento la autosuficiencia que nos convierte en esclavos de nosotros mismos; el orgullo que nos hace sentirnos dueños absolutos de todo lo que acontece; la vanidad que nos pierde; la insipidez que nos impide el encuentro contigo; la apatía que nos convierte en grandes desconocidos tuyos.

La gran paradoja: Los abortistas, nacieron…

Crónica 961

¿Otra vez mi general borracho? Definitivamente tenemos un desgobernante digno de admiración: nombra los principales delincuentes “gestores d...