lunes, 23 de julio de 2012

Crónica 480


¿Están las Farc ganando la guerra?

Lo que está sucediendo en el Cauca y ahora se viene en el Putumayo no solo es desconsolador sino patético. El Cauca es un corredor estratégico de las Farc para la movilización de droga, armas y vituallas, lo necesitan y defienden. Se mueven por allí casi como Pedro por su casa y llegan desde Caquetá y Nariño hasta el Pacífico. Intimidando la población indígena, infiltrándola u obligándola con sus armas y reclutando sus hijos, las Farc los ponen de su lado por la razón o por la fuerza. No son estas etnias tan inocentes como trata de pintarse, tampoco son del todo culpables, pero deben cumplir la Constitución y en esto no puede cederse. El comportamiento del ejército fue ejemplar cuando los obligaron a retirarse, humillándolos, no dispararon un solo tiro contra la población civil. Las Farc buscaban un muerto y los militares no les dieron tiro.
El conflicto es bastante delicado y en gran parte se ha acrecentado por la pasividad del gobierno en el control de los grupos terroristas, que nace de contactos privados entre el Presidente y los grupos armados en busca de un diálogo que se le está saliendo de las manos. Las Farc nunca lo han querido para nada distinto a ganar terreno y protagonismo. El Eln que estaba disminuido, ahora surge de sus cenizas apoyado por las Farc y, obviamente, por el nuevo mejor amigo del Presidente que los protege en su país. Ya montó con éxito un paro armado de una semana en Arauca. ‘Timochenko’, ejerce también desde Venezuela donde ha logrado consolidar, con ayuda logística del vecino, un plan de grandes proporciones que está logrando resultados funestos para nuestra patria. En el Putumayo las cosas nos son diferentes. En este caso el responsable militar de las Farc es ‘Joaquín Gómez’, reemplazo de ‘Raúl Reyes’, que tiene seguro escondite en las tierras de otro buen amigo, ‘mirada tierna’ Correa, el resentido presidente ecuatoriano. 
Uno de los grandes vacíos es la inoperancia del fuero militar, en lo cual en parte tiene culpa el ex presidente Uribe que se dejó presionar de los Estados Unidos y de grandes ONG de derechos humanos. Ni cortos ni perezosos, las Farc y el Eln a través de colectivos de abogados de dudosa ortografía, han logrado desmovilizar 12.000 militares sin disparar un solo tiro, los han encartado judicialmente sin la gran mayoría haber cometido delito alguno. El concepto del autor mediato, la aparición de falsos testigos y amañadas declaraciones de bandidos, son el pan de cada día. Si le sumamos una justicia corrupta en la cual participan magistrados, jueces y fiscales, entendemos el por qué se ventilan casos insólitos en nuestras cortes.  
Y bebiendo de su propia medicina, se aparece el ex juez Baltasar Garzón, expulsado de su cargo en su país natal por volearse todas las escuadras, no por un voto ni por dos, por unanimidad de sus jueces, y traído a Colombia por el señor Santos. Este oscuro personaje ahora mete las narices dizque de mediador de un conflicto que no conoce sin haber sido autorizado, con lo cual las Farc podrán sacar pecho y el otro conseguirá castigar prensa a nivel internacional para beneplácito de terroristas, colectivos de abogados ONG amañadas, dizque defensoras de derechos humanos donde los deberes humanos simplemente se ignoran, y europeos ingenuos.
Adoba el panorama la participación del expresidente Uribe a través de las redes sociales con una oposición hasta ahora casi carente de propuestas ideológicas constructivas, que están abriendo el paso que Chávez busca para introducir en Colombia el Socialismo del Siglo XXI, y que logrará sin duda al paso que van las cosas. Le está abriendo a la izquierda radical una puerta más ancha de lo que imagina. No sería raro, que una Clara López, la directora del Polo, consiga los votos necesarios para llegar a la presidencia. No olvidemos que la división bogotana entre buenos candidatos que no fueron capaces de dar un paso al lado cuando era oportuno, le dio la ocasión a Petro de llegar a la alcaldía con solo el 36% de los votos. Más de uno está arrepentido de tener como alcalde semejante mamarracho. O al menos, eso es lo que uno ve y oye en Bogotá en todos los estratos.
Las Farc están convenientemente infiltradas en universidades, juzgados, fiscalías y hasta en las altas cortes. Le hacen juego idiotas útiles de todos los pelambres, empezado por un expresidente sin autoridad moral alguna.
Entretanto el país se va desgranando como la mazorca por actitudes equivocadas del gobierno y el Congreso que han sido inferiores a sus compromisos con la patria por andar repartiéndose, como llaman ahora, la mermelada para la tostada. Y los ciudadanos que dicen llamarse de bien, simplemente pasan de agache.
Fue grande la movilización de indignación en las redes sociales ante la maltrecha reforma a la justicia que recibió un entierro de tercera atropellando el Código Siniestro del 91 y la humillación aleve que debieron soportar los militares en el Cauca de unos indígenas envalentonados e incitados por las fuerzas oscuras de los terroristas que querían obtener un nuevo despeje a la brava. Gobierno y Congreso deben tomar nota.

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" A veces hay que limpiar los ojos con  lágrimas, para ver mejor..."
De un carta de Tomás Moro a su hija: "Con esta cárcel estoy pagando a Dios por los pecados que he cometido en mi vida. Los sufrimientos de esta prisión seguramente me van a disminuir las penas que me esperan en el purgatorio. Recuerda hija mía, que nada podrá pasar si Dios no permite que me suceda. Y todo lo permite Dios para bien de los que lo aman. Y lo que el buen Dios permite que nos suceda es lo mejor, aunque no lo entendamos, ni nos parezca así".

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