viernes, 15 de mayo de 2020

Crónica 808

Verdad histórica (5)

Para que no se pierda el hilo continúo con el tema de la separación de Panamá.
El Concejo Municipal de Panamá se reúne bajo la presidencia de Demetrio H. Bird, autoridad máxima en el istmo, para proclamar el “acta de voluntad del pueblo”, la decisión de ser libre y de establecer un gobierno propio, independiente y soberano con el nombre de República de Panamá. Bird se convierte en el presidente de facto hasta la Convención Nacional Constituyente que en febrero de 1904 nombra a Manuel Amador Guerrero como primer presidente constitucional de Panamá. La independencia de Panamá de Colombia se logra por iniciativa de José Agustín Arango y Manuel Amador con el apoyo de Estados Unidos.
Contrario a lo afirmado por la historia panameña, la separación no fue por un movimiento genuinamente popular ni de un anhelo libertador frente al “olvido” de Bogotá hacia el Istmo. El estudio documental demuestra una integración cultural y política de los panameños con la nación colombiana. Las diversas crisis (actas separatistas de 1826, 1830, 1831, 1840-41, 1860) han sido muchas veces sacadas de contexto. El repaso cuidadoso de los hechos indica que estos movimientos expresaron conflictos económicos (libre cambismo VS. proteccionismo) políticos (liberales VS. conservadores) y administrativos (federalismo VS. centralismo).
Los actores principales de la separación fueron: Teodoro Roosevelt y su expansionismo, la quebrada Compañía Nueva del Canal, el abogado William N. Cromwell verdadero cerebro de la separación, José Agustín Arango, Manuel Amador y el inepto vicepresidente José Manuel Marroquín.
A finales del siglo XIX Estados Unidos inició su expansión en el Caribe, desplazó a España, le arrebató Cuba y Puerto Rico (guerra de 1898), firmó con Inglaterra el Tratado Hay-Pauncefote en 1901 reconociendo la preeminencia de EE. UU. en la construcción de un canal en el Istmo centroamericano. Inicialmente los Estados Unidos selecciona a Nicaragua para el canal; pero Bunau-Varilla y Cromwell, alegando que Nicaragua tenía riesgos volcánicos, convencen al congreso americano y este se decide por Panamá. En enero de 1892 se había anulado la ley Hepburn, que favorecía a Nicaragua y autorizó a Roosevelt para negociar con Panamá.
En 1896, la Compañía Nueva del Canal, ante su imposibilidad de terminar la vía, contrató a Cromwell para convencer al gobierno norteamericano de comprarle sus propiedades para recuperar parte de sus inversiones. Cromwell ideó el plan para la “americanización del canal”, reunió a notables empresarios de Wall Street para comprar las acciones del canal francés y revenderlas al gobierno. El negocio fue redondo: compraron las acciones devaluadas por $3,5 millones de dólares y las vendieron en US$40 millones (una utilidad por acción del 1.233%).
En el acuerdo se segrega una zona de 5 kilómetros a cada lado del canal, incluyendo ríos, lagos, y los principales puertos y una compensación de US$10 millones más US$250 mil anuales por uso de los puertos, propuesta que se declaró inconveniente. El pago que haría Estados Unidos a la Compañía Nueva del Canal en compensación era ilegal; la Constitución prohibía traspasar las acciones de esta a un gobierno extranjero. El gobierno de Marroquín fue incongruente: autorizó al embajador Tomás Herrán para firmar el tratado; pero no se empeñó en defenderlo en el congreso. No era la soberanía lo que preocupaba al gobierno, era la tajada de US$40 millones que recibirían los accionistas de la compañía francesa. Marroquín tocaría las fibras sensibles de los EE. UU. 
Al cerrar las sesiones el congreso sin ratificar el tratado tenía la esperanza de que al expirar el contrato Salgar-Wyse en 1904 se estaría en mejores condiciones para negociar. El razonamiento era simple, pero equivocado: en pocos meses quedarían por fuera los franceses y podrían negociar directamente, sin un tercero en medio, Bogotá, y Washington y Roosevelt pagarían menos ahorrándose los US$40 millones.
El rechazo del Tratado Herrán-Hay desencadena la trama de la separación. La ganancia estimada propició que los accionistas norteamericanos de la Compañía Francesa del Canal pudiesen destinar miles de sobornos que oficiaron de parteras para la nueva república, con el apoyo de varias cañoneras de la armada que Roosevelt envió en noviembre para tomar el Istmo.

El Rincón de Dios

“Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente terminarás haciendo lo imposible” San Francisco de Asís

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