miércoles, 8 de abril de 2020

Crónica 802

Mensajes Marianos

“Algunos se desesperan cuando se hunde el barco, otros aprenden a nadar.” Anónimo

Los cuarenta días de cuaresma que esta semana termina es un llamado a la reflexión y a la conversión; coincidió con la aparición en Colombia de la pandemia que se extiende por todo el mundo afectando a millones de personas y empresas y, recluidos por la cuarentena, tenemos más tiempo para analizar sus consecuencias y estimular la imaginación para buscar salidas inteligentes. 
La pandemia ha tenido efectos positivos: ha despertado la solidaridad, hemos entendido que todos, como hermanos, somos un equipo y debemos trabajar en conjunto olvidando de plano la individualidad, y ha acercado a la oración a los creyentes inspirándolos a mirar con detenimiento los mensajes de la Virgen de la Paz en Medjugorje.
Este es uno de ellos: “Hoy como nunca, los invito a que vivan mis mensajes y a que los hagan realidad en sus vidas. Yo he venido a ustedes para ayudarlos y por eso los llamo a cambiar sus vidas, porque ustedes han tomado un camino desdichado, el camino de la perdición.

Cuando yo les decía ¡Conviértanse!, ¡Ayunen!, ¡Oren!, ustedes acogieron este mensaje superficialmente. Comenzaron a vivirlo, pero después se detuvieron porque era demasiado difícil para ustedes. ¡No queridos hijos! Sepan, queridos hijos, que cuando algo es bueno, ustedes deben perseverar en el bien y no pensar “Dios no me ve”, “Él no me oye”, “Él no me ayuda”. Y así, a causa de sus desdichados intereses, ustedes se han apartado de Dios y de Mi. Yo quería crear para ustedes un Oasis de Paz, de Amor y de Bondad. Dios quería que ustedes, con su amor y la ayuda de Él, hicieran milagros y dieran ejemplo. Por tanto, esto es lo que Yo les digo: Satanás está jugando con ustedes y con sus almas y Yo no puedo ayudarlos, porque ustedes están muy lejos de mi Corazón.

Por eso ¡oren y vivan mis mensajes! Entonces verán los milagros del amor de Dios en sus vidas cotidianas.”        

Este es otro de sus mensajes: “Queridos hijos: hoy deseo daros esperanza y alegría. Todo lo que está alrededor vuestro, hijos míos os conduce hacia las cosas terrenales. Sin embargo, yo deseo conducirlos hacia el tiempo de gracia, para que, durante ese tiempo, estéis lo más cerca de mi Hijo, a fin de que el os pueda guiar hacia Su amor y hacia la vida eterna que todo corazón anhela. Vosotros hijos míos, orad, y que este tiempo sea para vosotros tiempo de gracia para vuestra alma.”   

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