Las cojeras de la
paz
Los elenos resucitaron por la excesiva tolerancia a sus
homólogos. Con la ayuda de disidentes que cambiaron de brazalete y hoy militan
en sus filas, copiaron los actos terroristas de que se valieron los farianos
para doblegar a Santos.
Veamos algunas de las principales cojeras de la paz con las
Farc:
Desconocer los resultados del plebiscito. Las decisiones
del pueblo solo pueden ser cambiadas por el pueblo, no por una simple
resolución del congreso. No puede atropellarse la Constitución alegando “el bien
supremo de la paz”, ni la Corte Constitucional tiene facultad para legislar.
Las Farc se equivocaron bautizando su partido La Farc
conservando el nombre del grupo terrorista para hacer política y es un desaire
utilizar para ello los alias de guerrilleros en lugar de sus nombres de pila.
Lo sucedido con las rechiflas es el resultado. ¿Esperaban ser recibidos con
alfombra roja, flores y mariachis?
La impunidad. Santos declaró: "No habrá impunidad, no puede haberla por ese tipo de
crímenes" -los calificados de lesa humanidad- y agregó, "esta es la primera vez que Colombia se
toma en serio la lucha contra la impunidad por delitos cometidos durante medio
siglo de conflicto armado". La JEP está diseñada para no castigar esos
crímenes; quienes los cometieron andan recorriendo el país con escoltas
guerrilleros armados y vehículos blindados suministrados por el gobierno, están haciendo
política libremente y tienen aseguradas curules gratis en el congreso sin pasar
por la justicia, arrepentirse, pedir perdón, confesar la verdad y reparar a las
víctimas.
La dejación de las amas. Siempre alegaron que no las
entregarían, sino que las dejarían. Como fuera de los verificadores de la CELAC
que no de la ONU, donde hubo muchos integrantes provenientes de Cuba y Bolivia,
ni el ejército de Colombia ni los civiles tuvieron acceso a ver que entregaron,
quedan muchas dudas, entre otras, la aparición de la totalidad de las
novecientas caletas que dijo tener don ‘Timo’ que en buena parte aún está en
las nubes, y las armas que están en manos de los disidentes y del ELN.
Los cultivos ilícitos. Dejaron de serlo, ahora son de
uso ilícito; tenerlos es un delito conexo sin castigo; la prohibición de las
fumigaciones aéreas y el uso del glifosato permitieron que se triplicara el
área cultivada; la condiciones acordadas para la erradicación “voluntaria” no
garantiza su eliminación. Tumaco y Catatumbo son un reflejo.
La entrega de los bienes. Independientemente de su monto
final, que claramente es incompleto de acuerdo con las informaciones en poder
de la Fiscalía, es una burla que en el inventario se incluyan ollas y traperas.
La Reforma Rural Integral. La redacción ambigua de este
punto del acuerdo y del decreto de implementación pone en serio peligro la
propiedad privada porque no se determinan claramente las causales de expropiación
administrativa cuando no cumplan con su vocación ecológica, de utilidad social
o de adecuada explotación. No hay seguridad jurídica para explotaciones
agroindustriales en la Altillanura, gran reserva de Colombia para el futuro. Lo
acordado para establecer los prediales es otro gran riesgo.
Seguridad. Las guardias indígenas, campesinas y
cimarronas y el diseño del derecho a la protesta es un exabrupto. Una muestra:
los bloqueos de la Panamericana en el Cauca y la expulsión del ejército por indígenas
armados con machetes.
Entrega de niños y secuestrados. Sigue siendo una gran
incógnita.
El rincón de Dios
“La verdadera paz no es sólo la falta de tensiones. Es la presencia de la
justicia.” Martin Luther King