Modelo 2
A nadie cabe duda, el peor flagelo originado por el “mejor acuerdo posible” Timo-Santos fue el crecimiento exponencial de los cultivos ilícitos que nos llevó de nuevo a ser los mayores productores mundiales de coca, origen de la violencia generada por el narcotráfico y, como eufemística decimos, colateralmente es apoyo fundamental a la dictadura de Venezuela que, a través del cartel de los soles y los allí protegidos Eln y disidentes de las Farc, comercian cientos de toneladas de cocaína, explotan minas ilegales de oro y coltán que al régimen quebrado financia para actividades non sanctas.
Y es que Venezuela va cada día más de prisa para atrás como el cangrejo, el diputado economista Ángel Alvarado lo describe: “bastaron sólo 7 años para que el socialismo de Maduro destruyera el 90% de la economía nacional”; la caída del PIB de 2015 al final de 2020 se estima en un 97%; la inflación en lo corrido del año llega al 1.798%; el deterioro de la economía desde el 2013 refleja el mayor colapso de la historia, superando incluso a Nigeria, al contraerse por encima del 92%.
Con el último ajuste un general o un almirante recibe hoy un salario de Bs 9´012.000, equivalentes a algo más de US$ 17; para los que tienen ese grado no es problema, porque ese salario se adoba con puestos bien pagos, canonjías, vinculación a negocios de dudosa ortografía y lo necesario para que vivan a cuerpo de rey para que apoyen al gobierno y, quienes no lo hagan, caen en desgracia y los destituyen o encarcelan. Pero los grados menores si están afectados lo que tarde o temprano puede llegar a ser un grave problema para la dictadura, ellos además de su sueldo reciben un paquete CLAP que contiene seis kilos de arroz, tres paquetes de harina de maíz, tres de pasta o espagueti, un litro de aceite y un kilo de azúcar, pírrico, pero puede ser la diferencia entre pasar hambre o no.
De manera amigos que es imperativo despertar para evitar caer en ese modelo que Petro, las Farc y sus seguidores o correligionarios tratan de imponernos. Y valdría la pena que la filosofía que el general Mejía impuso a las Fuerzas Armadas, inspirada por Juan Manuel, Enrique Santos y Sergio Jaramillo para burocratizarlo, ponerlo por debajo del nivel de los comandantes guerrilleros ante la justicia y desprestigiarlo no caiga en la trampa de que por “haber paz” sobra, y llegue al nivel desastroso del país vecino.
Destaco si, que ha venido recuperando su fortaleza a pesar de que su prestigio bajó de un 85% a un 55% en las encuestas, las ultimas operaciones contra las disidencias, el Eln, la destrucción de laboratorios y las incautaciones de cocaína elevan de nuevo la confianza en nuestra institución más querida, movida correcta ante los obstáculos impuestos por el acuerdo para la fumigación de los cultivos.
“A menudo en los más oscuros cielos es donde vemos las estrellas más brillantes.”