jueves, 28 de mayo de 2020

Crónica 810

Verdad Histórica (6)

Uribe continúa su esfuerzo para evitar la separación de Panamá:
La doctrina Monroe, publicada en 1823, protegía las recién creadas naciones americanas luego de su independencia e impedía el intento de volver a colonizarlas. La Santa Alianza conformada por Rusia, Prusia y Austria tuvieron el obstáculo de esta para la reconquista de Hispanoamérica. 
Uribe insiste ante el embajador Martínez Silva: “...Todos estos hechos y otros que omitimos, justifican ampliamente la creencia de los pueblos americanos acerca de que la política extranjera de los Estados Unidos –de la cual la doctrina Monroe es el más relevante exponente– significa intervención y equivale a reivindicar para aquel país el carácter de agente de policía internacional, papel dictatorial para él y humillante para nosotros y por tanto execrable por ambos títulos”.
El embajador Martínez Silva le pregunta porqué la prevención contra Estados Unidos y Uribe le responde: “…al que yo le temo más siempre es al Tío Sam que tan duramente trata a sus discípulos hispanoamericanos, sin excluir a ninguno, pues usted recordará con Chile el incidente de Baltimore, obró tan duramente como con nosotros en la época del malhadado melón de Panamá”.
En otra misiva le dice a Martínez: “En Colombia son los revolucionarios los que hacen avances de acomodamiento pacífico, y el gobierno el que los rechaza y el que acaba de proclamar la guerra a muerte. Usted no es un sectario a quien ciegue el interés del partido o de facción, a usted puede hablársele de patria... Cada día que pasa, lejos de traerme incertidumbre sobre el “Manifiesto de Paz” me persuado de que no había otro camino... Es un acto de imbecilidad del gobierno negarme personería para hablarle al partido, y, como usted dice, rehusarse a tratar conmigo... Finalmente, añada usted las persecuciones de hecho, que no cesan un punto, y que el gobierno hace todo de su parte para que la revolución no termine.”
Sobre la obtención del dinero del Canal diría Uribe: “...que no es para destinarlo al mejoramiento del papel moneda sino a la compra de elementos de guerra para exterminar los miembros de un partido político que tiene declarado estar dispuesto a dejar las armas en cambio de algunos de los derechos que le corresponden y de que han sido privados desde hace dieciséis años.
Con visión realista precisó: ...el gobierno y el pueblo americano necesitan un canal de propiedad exclusiva para el comercio universal y que en caso de guerra o conflicto sirviera como alternativa militar. ...inclinar a los Estados Unidos hacia Panamá sería perder el canal más tarde. Porque digamos las cosas claras; ni a usted ni a nadie se oculta la verdad resplandeciente de que al porvenir de Colombia y al de la política hispanoamericana, no conviene que el canal llegue a ser propiedad de los Estados Unidos, sino que se construya por todas las potencias, para que garanticen la neutralidad. Y agrega:  ...de nada valen la suavidad y la elegancia de las palabras de cuya sinceridad, hay derecho a dudar. ...Hechos, como la invasión de Panamá en América central; el envío de buques de guerra a El Salvador, a Venezuela y a Brasil; incursiones en Bolivia para tomar posesión de concesiones que el gobierno local había hecho a ciudadanos norteamericanos y el bloqueo de abastecimientos en la guerra civil de Chile. Los Estados Unidos no se vedaban a si mismos como había sucedido con los territorios de California y Texas arrebatados a México.”
La tarea que ejerce después de la pérdida del Panamá es loable, la veremos en la última columna sobre este tema.

El Rincón de Dios

“Queridos hijos, también hoy estoy con vosotros, os miro y os bendigo y no pierdo la esperanza de que este mundo cambie para bien, y la paz reine en los corazones de los hombres. La alegría reinará en el mundo porque os habéis abierto a mi llamada y al amor de Dios. El Espíritu Santo está cambiando a una multitud que ha dicho sí.” Mensaje de María, Reina de la Paz.

jueves, 21 de mayo de 2020

Crónica 809

Hablando del campo

No pensaba hacer una pausa en mi análisis histórico sobre la separación de Panamá, pero leyendo los comentarios sobre créditos agropecuarios y asistencia técnica en las columnas de Andrés Espinoza y José Félix Lafaurie, devuelvo la película. 
Hay muchos escritos sobre la recuperación de la economía centrados en la industria, comercio, turismo, transporte y sectores de igual importancia, pero no se ha analizado suficientemente la relevancia del sector agropecuario, la deficiencia alimentaria que generará la pandemia es una alerta roja sobre el riesgo del encarecimiento o escasez de víveres, pero, a la vez, una oportunidad para Colombia. Importamos muchos alimentos que con poco esfuerzo podemos producir para el consumo interno y exportar, en el país tenemos tierras apropiadas, agricultores, campesinos trabajadores y honrados, inversionistas, profesionales para prestar asistencia y, hasta buena parte de la plata, escasea la seguridad jurídica que, en muchos aspectos, requiere acción decidida e inmediata.
Rebobinando la película, me refiero a hechos pasados, pero perdurables: participé activamente en agricultura, en el Comité de Cafeteros de Antioquia, en la Caja de Crédito Agrario y en la mayoría de las juntas del sector; en la del Incómex, algo después, analizaba las importaciones agrícolas en una época de tremenda escasez de divisas; recorrí el país entero. Lo menciono, no para sacar pecho, solo para respaldar experiencias y conceptos.
En una de sus columnas José Félix analiza el comportamiento crediticio de pequeños agricultores y ganaderos. En el pasado recorrimos muchos predios de pequeños productores, observamos sus técnicas de cultivo, reorientamos sus inversiones a través del crédito, el apoyo de asistencia técnica, intereses razonables y sostenibles, suministro de semillas, abonos, pesticidas y otros insumos, pero, lo más importante: contábamos con la cultura del campesino de honrar la palabra empeñada y, ahí, me remito a cifras: en la Caja Agraria manejábamos una cartera vencida que fluctuaba entre el 4,5% y el 12% dependiendo de la región y el año, pero de esta, la menor proporción era la del pequeño agricultor, en este segmento la cartera vencida perdida nunca llegó al 1% lo que nos permitió frecuentemente prescindir de garantías reales. El campesino sigue hoy honrando su palabra. 
Es el momento de llegar a ese productor, a los proyectos de economía solidaria, a los guerrilleros rasos que se reinsertaron con la ayuda efectiva de transferencia de tecnología a través de asistencia técnica integral, subsidiada en algunos casos, y que, en buena parte debería enfocarse a desarrollar proyectos parecidos a los de Holanda e Israel, que los harían altamente rentables; propiciar los grandes proyectos de la Altillanura y, otros, como los de Urabá, despejando los obstáculos jurídicos.
Es importante reinventar los sistemas de asistencia técnica, en lo que no me detengo por haber sido tratados por los autores mencionados, el acceso ágil a los insumos, al crédito dirigido, los seguros de cosechas, los bancos de maquinaria, el riego y drenaje, el mercadeo agrícola, la vivienda y la educación rural. Deberíamos repasar algunas cosas que han desaparecido por negligencia, satanización, majadería política o falta de imaginación. Solo menciono algunos: el almacenamiento rural de los productos agrícolas y la asistencia técnica ¿puede confiarse solo a la inversión privada? funcionará bien en el Valle del Cauca, áreas similares o manejadas por los gremios, ¿pero es práctico Llano adentro, Caquetá, Putumayo, Guaviare u otros por el estilo? ¿No valdría repensar Agro Ingreso Seguro así haya que cambiarle el nombre para evitar suspicacias? ¿almacenes de depósito y almacenamiento como Inagrario? o ¿las concentraciones de vivienda rural de la Caja Agraria que serían aplicables a los proyectos de economía solidaria?    

El Rincón de Dios

“El plan de Dios es siempre el mejor, a veces el proceso es difícil y doloroso, pero cuando Dios está en silencio ¡algo está haciendo por ti!”

viernes, 15 de mayo de 2020

Crónica 808

Verdad histórica (5)

Para que no se pierda el hilo continúo con el tema de la separación de Panamá.
El Concejo Municipal de Panamá se reúne bajo la presidencia de Demetrio H. Bird, autoridad máxima en el istmo, para proclamar el “acta de voluntad del pueblo”, la decisión de ser libre y de establecer un gobierno propio, independiente y soberano con el nombre de República de Panamá. Bird se convierte en el presidente de facto hasta la Convención Nacional Constituyente que en febrero de 1904 nombra a Manuel Amador Guerrero como primer presidente constitucional de Panamá. La independencia de Panamá de Colombia se logra por iniciativa de José Agustín Arango y Manuel Amador con el apoyo de Estados Unidos.
Contrario a lo afirmado por la historia panameña, la separación no fue por un movimiento genuinamente popular ni de un anhelo libertador frente al “olvido” de Bogotá hacia el Istmo. El estudio documental demuestra una integración cultural y política de los panameños con la nación colombiana. Las diversas crisis (actas separatistas de 1826, 1830, 1831, 1840-41, 1860) han sido muchas veces sacadas de contexto. El repaso cuidadoso de los hechos indica que estos movimientos expresaron conflictos económicos (libre cambismo VS. proteccionismo) políticos (liberales VS. conservadores) y administrativos (federalismo VS. centralismo).
Los actores principales de la separación fueron: Teodoro Roosevelt y su expansionismo, la quebrada Compañía Nueva del Canal, el abogado William N. Cromwell verdadero cerebro de la separación, José Agustín Arango, Manuel Amador y el inepto vicepresidente José Manuel Marroquín.
A finales del siglo XIX Estados Unidos inició su expansión en el Caribe, desplazó a España, le arrebató Cuba y Puerto Rico (guerra de 1898), firmó con Inglaterra el Tratado Hay-Pauncefote en 1901 reconociendo la preeminencia de EE. UU. en la construcción de un canal en el Istmo centroamericano. Inicialmente los Estados Unidos selecciona a Nicaragua para el canal; pero Bunau-Varilla y Cromwell, alegando que Nicaragua tenía riesgos volcánicos, convencen al congreso americano y este se decide por Panamá. En enero de 1892 se había anulado la ley Hepburn, que favorecía a Nicaragua y autorizó a Roosevelt para negociar con Panamá.
En 1896, la Compañía Nueva del Canal, ante su imposibilidad de terminar la vía, contrató a Cromwell para convencer al gobierno norteamericano de comprarle sus propiedades para recuperar parte de sus inversiones. Cromwell ideó el plan para la “americanización del canal”, reunió a notables empresarios de Wall Street para comprar las acciones del canal francés y revenderlas al gobierno. El negocio fue redondo: compraron las acciones devaluadas por $3,5 millones de dólares y las vendieron en US$40 millones (una utilidad por acción del 1.233%).
En el acuerdo se segrega una zona de 5 kilómetros a cada lado del canal, incluyendo ríos, lagos, y los principales puertos y una compensación de US$10 millones más US$250 mil anuales por uso de los puertos, propuesta que se declaró inconveniente. El pago que haría Estados Unidos a la Compañía Nueva del Canal en compensación era ilegal; la Constitución prohibía traspasar las acciones de esta a un gobierno extranjero. El gobierno de Marroquín fue incongruente: autorizó al embajador Tomás Herrán para firmar el tratado; pero no se empeñó en defenderlo en el congreso. No era la soberanía lo que preocupaba al gobierno, era la tajada de US$40 millones que recibirían los accionistas de la compañía francesa. Marroquín tocaría las fibras sensibles de los EE. UU. 
Al cerrar las sesiones el congreso sin ratificar el tratado tenía la esperanza de que al expirar el contrato Salgar-Wyse en 1904 se estaría en mejores condiciones para negociar. El razonamiento era simple, pero equivocado: en pocos meses quedarían por fuera los franceses y podrían negociar directamente, sin un tercero en medio, Bogotá, y Washington y Roosevelt pagarían menos ahorrándose los US$40 millones.
El rechazo del Tratado Herrán-Hay desencadena la trama de la separación. La ganancia estimada propició que los accionistas norteamericanos de la Compañía Francesa del Canal pudiesen destinar miles de sobornos que oficiaron de parteras para la nueva república, con el apoyo de varias cañoneras de la armada que Roosevelt envió en noviembre para tomar el Istmo.

El Rincón de Dios

“Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente terminarás haciendo lo imposible” San Francisco de Asís

viernes, 8 de mayo de 2020

Crónica 807

Verdad histórica (4)

Ahora que la JEP quiere apoderarse del Centro de Memoria Histórica, inspirado por el gran ideólogo Iván Cepeda, es relevante continuar con el análisis histórico de la separación de Panamá, rodeado de falsas interpretaciones.
En otra carta dirigida al embajador Martínez Silva el General Uribe solicita: “Que no haya recriminaciones entre sus copartidarios. Que estos necesitan garantizar su unidad. Y, para que no se crea que el consejo es interesado, admito desde luego una excepción: la de mi propio nombre. Porque tengo la conciencia tranquila sobre todos mis actos, no necesito la misericordia del silencio: venga el juicio, vengan las acusaciones cuando quieran, y sea cual fuere la sentencia, me someteré sin defenderme”. 
Martínez Silva le responde: “...Ni este esfuerzo, ni el anterior, llevado a cabo con el Dr. Aquileo Parra, merecieron la aprobación del vicepresidente de la República”.
Es importante echar un vistazo a los tratados que sobre Panamá se tramitaron:
Tratado Mallarino-Bidlack – 12 de diciembre de 1846 entre la Nueva Granada y los Estados Unidos. Se llamó oficialmente Tratado de Paz, Amistad, Navegación y Comercio.
Tratado Clayton-Bulwer – 1850 se empieza a construir la vía férrea que comunicaría la costa Pacífica con la Atlántica.
John Hay, Secretario de Estado norteamericano firma el 18 de noviembre de 1901, en unión con Bunau-Varilla un tratado para la construcción del canal, que debía ser ratificado por la Junta Provisional del gobierno de Panamá y por el Senado de Estados Unidos. Esta decisión se toma como el anticipo de la sublevación contra el régimen colombiano y la obtención del apoyo norteamericano. Entre sus proyectos contemplaba la separación de Panamá.
Tratado Herrán-Hay entre Estados Unidos y Colombia para finalizar la construcción del Canal. No fue ratificado por el Senado colombiano el 12 de agosto de 1903.
El rechazo del tratado Herrán-Hay llevó a Panamá a buscar la separación de Colombia con el apoyo militar de los Estados Unidos que tenía en mente una vía interoceánica por el Istmo.
La red conspirativa la conformaban, entre otros, el médico Manuel Amador Guerrero y el general colombiano Nicanor de Obarrio. Amador viajó a Estados Unidos en busca de apoyo para el plan en vista de que las fuerzas norteamericanas habían ayudado antes al ejército nacional. También obtuvo en Panamá apoyo de jefes liberales y respaldo del comandante militar Esteban Huertas. Con estos apoyos se puso en marcha el plan separatista para noviembre de 1903. Recordamos que los generales liberales Uribe y Herrera habían firmado la paz en 1901, dos años antes, en Neerlandia y el acorazado Wisconsin. 
Informes sobre una supuesta invasión nicaragüense provocó la movilización desde Barranquilla del batallón Tiradores comandado por el general Juan B. Tovar. El general Tovar tenía órdenes de reemplazar al gobernador José Domingo de Obaldía y al general Huertas. El 3 de noviembre llegó el batallón a Colón, y el estado mayor se trasladó a la ciudad de Panamá pese a la complicidad de los conjurados y J. R. Shaler, superintendente del ferrocarril, pero en Colón quedó inmovilizada la tropa del coronel Eliseo Torres. Con el estado mayor en Panamá y congelada la movilización de las tropas nacionales en Colón por el comandante John Hubbard del buque Nashville, surto en puerto, se apresuran las acciones para la separación. El gobernador Obaldía fue puesto bajo custodia y la escuadrilla naval colombiana anclada en Panamá, obligada a rendirse.
Doy gracias a la colaboración del coronel Achury en la investigación de estos y otros hechos históricos que se comentarán en próximas columnas.

El Rincón de Dios

“Ten cuidado en quién confías, el diablo antes de ser diablo fue un ángel y Judas antes de ser traidor fue discípulo”

viernes, 1 de mayo de 2020

Crónica 806

Verdad histórica (3)

Aclarada la verdad histórica de la participación del General Uribe en la Guerra de los Mil Días, abordo la separación de Panamá en la que también se le atribuye responsabilidad, basando la defensa en documentos históricos que difieren de apreciaciones erróneas.
Vale comentar algunos antecedentes: después de la independencia de Panamá en 1821 viene su unión voluntaria a la Gran Colombia que Bolívar dividió en dos provincias, decisión mal recibida por los habitantes del Istmo, que generó distanciamiento con el gobierno colombiano y propició varios movimientos separatistas en 1830, 1840 y 1841. Durante la Guerra de los Mil días se suman sucesos que provocan la desconfianza de los liberales panameños hacia el gobierno conservador colombiano.
Durante la guerra Uribe pronosticó el peligro de la separación de Panamá y a principios de 1901 casi tres años antes de esta, se reúne en Nueva York con el Ministro Plenipotenciario Carlos Martínez Silva, le alerta sobre los peligros que se derivan del manejo que el gobierno le está dando al problema del canal, entre otros, la prórroga del contrato de construcción a una compañía quebrada que irremediablemente conducirá a la cesión de este a los Estados Unidos que seguramente conducirá a la pérdida de Panamá. Para evitarla ofrece lanzar un Manifiesto de Paz a sus seguidores; pero el gobierno lo rechaza tajantemente y le ordena al Dr. Silva no negociar. Independientemente, Uribe publica su manifiesto llamando al cese de hostilidades.
Días después Uribe dirige una carta a Martínez Silva donde manifiesta: “La prensa de los Estados Unidos ha publicado que se piensa en ceder a este país el dominio territorial sobre la Faja del Istmo de Panamá donde se construye el Canal, y como debemos suponer que ese sacrificio de soberanía se hace a cambio de compensaciones de dinero destinado principalmente a debelar la revolución y exterminar el partido liberal, este debe dar una muestra suprema de amor a la patria, renunciando sus esperanzas en esta hora sombría, a trueque de que directa ni indirectamente pueda atribuirse culpa o suministrado ocasión o pretexto para mutilaciones de la nacionalidad.”
El 30 de marzo de 1901 se dirige de nuevo a Martínez Silva proponiendo: “Que se busque un grupo de países europeos para que construyan el canal y no quede bajo ningún imperialismo. Que no se ate a Colombia a la “roca de la vergüenza” que es la prórroga del contrato por una contraprestación mínima de dinero y no se comprometa a Colombia por esos recursos mínimos. Que no se llegue a acumular responsabilidades al liberalismo, pues ha facilitado las soluciones. Que se redima el papel moneda con los propios recursos nacionales”.
Continuará.

El Rincón de Dios

"Sonríe siempre, para no dar a los que te odian el placer de verte triste..." Padre Ignacio

Crónica 961

¿Otra vez mi general borracho? Definitivamente tenemos un desgobernante digno de admiración: nombra los principales delincuentes “gestores d...