El Perdón
Estuve de acuerdo con la marcha del 13, estaba lejos para poder participar. Lo hice a sabiendas de que a Juampa el resultado le resbalará y nos seguirá conduciendo a las redes del socialismo del siglo XXI. La paz no está de un cacho; pero la gelatina y mermelada hacen su tarea oculta para que no tenga reversa. No soy enemigo de la paz, hasta me tragaría algunos sapos; pero los mastodontes que aparecen en los documentos hasta ahora conocidos no bajan por el garguero.
Dígase lo que se diga y niéguese lo que se niegue, las tropelías de las Farc se elevarán a la categoría de delito político por el ‘altruismo’ con que fueron cometidas, es una decisión de Juampa acolitada por el Fiscal, más peligroso que tiro en el oído, y que el modelo de pulcritud, Ernesto Samper, apoyará en la Corte que crearán en Unasur para legitimar el esperpento.
En fin, ese no es el tema de esta columna que va dirigida a una súplica de perdón para los presos que hayan observado buena conducta. Cualquiera es menos criminal que los terroristas de las Farc que andarán por las calles y el Congreso como Pedro por su casa. También imploro perdón para los encartados por haber tenido contacto con paramilitares, mientras los involucrados en la Farc-política andan sueltos pontificando sobre paz. Lógicamente lo pido para los militares independientemente si estuvieron o no involucrados en falsos positivos, crímenes atroces que no deberían tener benevolencia; pero si los de las Farc son un delito conexo por su altruismo ¿por qué no los de nuestras Fuerzas Armadas? O todos en la cama o todos en el suelo.
Lo sustento con un aparte del discurso que Rafael Uribe Uribe pronunció en el año 1909 cuando propuso al Congreso una rebaja de penas: “No es, pues, un acto arbitrario que constituya una improbación tácita de las leyes vigentes o de la obra de la administración de justicia; no es debilidad que perjudique a la familia social por cuanto sustraiga el acusado a sus jueces, o el condenado a su castigo, es una excepción que confirmará y fortificará la regla general de la justicia, porque la hará simpática y amable…”
Y en verdad, la hará simpática y amable porque si se está preso por el robo de un celular, por haber cometido un crimen de los que en mi época se conocían con el calificativo de estado de ira e intenso dolor; embriagado; drogado; con mente obnubilada; por ignorancia o acoso económico; acusado por falsos testigos por delitos imaginarios, es menos grave que cualquiera de los perpetrados por los negociadores de las Farc que al calor de mojitos y mujeres pretenden refundar desde la Habana el futuro de nuestra patria.
Servirá también esta medida para descongestionar las cárceles cuyo hacinamiento este gobierno ha sido incapaz de solucionar por andar pensando en el embeleco habanero y permanecer embolatado en la distribución de mermelada y amenazas para obtener una reelección espuria, callar columnistas de opinión, medios de comunicación y comprar votos y conciencias.
El rincón de Dios
“Seamos misericordiosos. “Quien quiera que no haga misericordia, será juzgado sin misericordia," dice San Agustín. Y también fue escrito: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia." La vida del hombre está tan llena de vicisitudes, que todos necesitamos misericordia, pero no la obtendremos sino en tanto que la concedamos, porque la medida con que midamos, será la con que nos midan.” Rafael Uribe Uribe